Por fin, el próximo fin de semana, se encienden los motores de la Fórmula 1 en Melbourne para iniciar —con el Gran Premio de Australia— el calendario de 24 carreras de la temporada 2025.
Con McLaren plantado como el rival a vencer y Red Bull emproblemado, la escudería italiana se alza de la mano del inglés siete veces campeón del mundo con una fuerza renovada digna de su tradición e historia.
Desde el anuncio de la llegada de Lewis Hamilton a Ferrari hace precisamente un año, en donde se destacó como la noticia del deporte motor más relevante en décadas, la asociación de ambas marcas luce prometedora.
Hamilton terminó los test de Bahrein como el segundo más rápido de la parrilla detrás de McLaren e incluso superando a compañero de equipo, el monegasco Charles Leclerc. Sin embargo, por encima de los resultado en el cronómetro, lo que habla de manera positiva es cómo se viene acomodando el británico al auto, afirmando cosas como “es la sensación más positiva que he tenido en mucho tiempo” subrayando que siente el coche y que responde a lo que le pide. Podrían ser declaraciones, como decimos en México, de “dientes para fuera”, pero vienen acompañadas no sólo de un buen rendimiento en pista, sino de la gran sonrisa de Lewis, esa que sólo aparece cuando realmente van bien las cosas.
Sin embargo, lo que más da gusto de ver es que Ferrari ha recuperado esa mística histórica que se ha ganado a pulso a lo largo de su historia en la F1, correspondiente a ser el equipo más ganador, con 16 títulos de constructores y 15 de pilotos. Desde el primer momento en que Hamilton se puso el overol rojo y caminó por la pista de Fiorano para su primer test a bordo de un auto escarlata, imágenes que inundaron las redes sociales, la sensación de que el inglés por fin ha llegado a casa es muy fuerte.
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Ferrari no ha parado de recibir buenas noticias, primero con la llegada del francés Fréderic Vasseur como nuevo jefe de equipo, luego con el trabajo de los ingenieros de lograr un auto más sólido en 2024, y la llegada de Hamilton, con el “granito en el arroz” de la partida del español Carlos Sainz, que tuvo que encontrar lugar casi de último minuto en Williams.
Los aficionados ya tuvimos una “probadita” del impacto de la asociación Hamilton-Ferrari o Ferrari-Hamilton, con el evento “F1 75 Live” que se llevó a cabo el pasado 18 de febrero en la O2 Arena en Londres, en donde sin lugar a dudas el momento más vibrante de la noche fue la aparición de Lewis vestido de rojo, con las imágenes del mismísimo Enzo Ferrari como marco, con la audiencia a sus pies.
Millones de dólares rodean la asociación británico-italiana que —hay que decirlo—, ha sido exitosa a lo largo de las décadas, primero en los 50 y 60 con los pilotos Mike Hawthorn y John Surtees, y después en la era dorada de Michael Schumacher con Ross Brawn como director técnico.
Sólo el tiempo dirá si los designios se cumplen.
@jorgedialogante
