Mónaco lo regresó a los primeros planos, y de improviso tuvimos una Fórmula 1 soñada, con tres equipos peleando la punta, acompañando a Mercedes y Red Bull.

Por primera vez en mucho tiempo el trabajo de Mattia Binotto al frente del equipo de Maranello muestra ir en la dirección correcta. Desde finales del año pasado, cuando el equipo se liberó de la tormenta mediática desatada por la no renovación del contrato del piloto alemán Sebastian Vettel, la escuadra basada en Maranello bajó el perfil y se puso a trabajar.

Ya con la contratación de Sáinz para completar la dupla Charles-Carlos, la cual bajo la mano de Binotto rompió una vez más el estilo ferrarista de sumar a la escudería a un piloto sin un claro mandato de ser un escudero o número dos, la escudería fijó rápidamente como objetivo el tercer lugar en el campeonato de constructores, cosa que a muchos les pareció poco ambicioso para un equipo de la envergadura y tradición de Ferrari.

Sin embargo, esa claridad le ha permitido al equipo quitarse presión y reflectores, dejando que los asumieran de lleno Mercedes y Red Bull, en donde la estrella de plata se ha puesto nuevamente por encima de los toros austriacos, liderando la lucha por ambos títulos hasta el momento. Pero, el desempeño en clasificación de Leclerc en las primeras carreras de la temporada venía anunciando que lo de Ferrari era algo más que chispazos del monegasco.

Aunque lo que encendió las alarmas de los equipos rivales fue el gran ritmo de Ferrari en el tercer sector de Montmeló en el Gran Premio de España —la parada previa a Mónaco— el cual brinda la data necesaria para dar una idea de cómo se puede marchar en el circuito callejero de Monte Carlo. Los Ferrari de Sainz y Leclerc estuvieron a milésimas de los tiempos de Mercedes, muy parejos, dando las buenas sensaciones que necesitaban para apostar a que el retorno al Principado sería positivo.

La clasificación en Mónaco confirmó las expectativas del equipo, con la pole de Charles Leclerc en casa y Carlos Sainz en la segunda fila; de hecho el español la venía peleando hasta el choque de su coequipero en las últimas vueltas y bien podrían haber hecho el 1-2. Veremos qué pasa en la carrera, pero si Ferrari no se equivoca, regresará al podio desde el obtenido por Vettel en el GP de Turquía del año pasado.

Así, paso a paso, midiendo sus capacidades y progresos cada Gran Premio es que Ferrari está de regreso, no para disputar el campeonato, pero sí para pelear algunas carreras, trayendo alegria a los tifosi. Seguramente vendrán protestas legales de Mercedes y Red Bull pidiendo explicaciones del porqué de su evolución, sobre todo por los antecedentes de 2019, cuando la escudería dio un salto importante de la mano de un motor cuyo funcionamiento no era precisamente reglamentario. Después de un gris 2020 Ferrari parece estar de vuelta, que así sea por el bien del espectáculo.

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