La semana que concluye trajo la noticia “bomba” del año, hasta el momento, en la Fórmula 1 (si Max Verstappen no decide otra cosa) con el despido de Christian Horner como director del equipo Red Bull Racing, lo que dio fin a una historia sin duda exitosa, pero también polémica y como en las grandes historias del mundo motor, marcada por años dorados, juegos de poder, traiciones y errores que al final llevan a sus protagonistas de la cima al llamado despeñadero.
La figura de los llamados team principal o jefes de equipo en la máxima categoría, es lo que en futbol sería el director técnico, personas que encarnan en su puesto la responsabilidad de dirimir los destinos de una escuadra, imprimiéndoles mucha de su propia personalidad. Con el paso del tiempo en la F1 han perdido esa aura mítica que los rodeaba, en donde varios pasaron de ingenieros o mecánicos a dueños de equipo.
Christian Horner es, sin duda, el artífice del éxito de Red Bull Racing. El inglés de 51 años llegó como director de equipo desde su nacimiento en 2005 de la mano del propietario de la marca de bebidas energéticas Dietrich Mateschitz, que compró el equipo Jaguar propiedad de Ford, haciendo mancuerna con el polémico asesor, el austriaco Helmut Marko. En 20 años de gestión, Horner supo construir un equipo ganador, alzando ocho campeonatos de pilotos con Sebastian Vettel y Max Verstappen, así como seis de constructores, dos de ellos en 2022 y 2023 con Sergio Checo Pérez en la nómina.
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Horner se supo acomodar como un gran jefe de equipo, diligente y diplomático, pero también férreo y polémico. Fue la voz que supo arrancar de McLaren a Adrian Newey para cimentar el éxito, y también (aceptémoslo), de encumbrar a Checo como un piloto ganador de Grandes Premios, ascendiéndolo a la categoría de subcampeón. El mexicano no tendría el peso ni la reputación que hoy tiene, si Horner no lo hubiera atraído a RB, aunque también está claro el rol que jugó filtrando notas a los medios para desestabilizarlo.
De héroe a villano, Horner navegó desde el encanto hasta el escándalo, siendo desde el favorito del mismo Bernie Ecclestone para sucederlo como jefe máximo del Gran Circo, hasta la polémica levantada en 2024 por un comportamiento inadecuado con una empleada de RB, aunque al final fue exonerado. Dos años antes, la muerte de Dietrich Mateschitz abrió una grieta en Red Bull que dividió al equipo en dos bandos, uno que pujaba por su permanencia, y otro por su salida, en donde parecerían estar Max Verstappen y su padre.
Y se fue. Horner fue notificado el miércoles de su despido, dejando una sensación de incertidumbre, en donde no se sabe a ciencia cierta si RB jugó su última carta para retener a Verstappen, o si comenzará una etapa de reestructura.
@jorgedialogante