En noviembre, los votantes estadounidenses están convocados a las urnas para elegir al próximo presidente, un tercio del Senado, la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes y miles de cargos locales. En un mensaje en redes sociales, Donald Trump ha sugerido retrasar las elecciones previstas para el 3 de noviembre a causa de la pandemia del COVID-19.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos no puede, por si solo, aplazar las elecciones. Para modificar la fecha de los comicios federales es necesario un acto legislativo del Congreso, aprobado por la Cámara de Representantes, dominada por los demócratas y, el Senado, controlado por los republicanos. Aún así, ese acto podría ser controvertido por la vía judicial.
La perspectiva de un consenso legislativo bipartidista es muy poco probable. También existe poca flexibilidad sobre el tiempo para aplazar las elecciones porque la Constitución americana establece que los nuevos mandatos del Congreso y el Presidente inicien el 3 y 20 de enero, respectivamente. Además, en Estados Unidos las elecciones nunca han sido postergadas. Desde su instauración en 1845 y a pesar de la Guerra Civil, las dos Guerras Mundiales y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, los comicios siempre se han desarrollado con regularidad.
El debate generado en torno al acceso a elecciones libres y justas en medio de una pandemia ha resultado en llamados más enérgicos por parte de los liderazgos demócratas para establecer un sistema nacional de voto postal de cara a los comicios de noviembre. Sin embargo, a menos de tres meses de la cita electoral y con todas las encuestas en su contra, Trump arremetió contra el voto por correo, la salida más viable para el ejercicio del sufragio ante la crisis sanitaria, argumentando que esta modalidad daría paso a un gran fraude.
Estados Unidos es, tal vez, el país mejor preparado en materia electoral para enfrentar la pandemia. La descentralización de las autoridades electorales facilita que se tomen las acciones necesarias con mucha flexibilidad y de acuerdo con los contextos de cada comunidad. Esto no es posible en México donde la centralización de la organización de las elecciones obliga a aplicar estándares homogéneos y la modalidad del voto está limitada a la presencia de los votantes el día de la jornada electoral ante la mesa directiva de casilla.
Una segunda ola del coronavirus podría golpear los Estados Unidos. Por ello, los gobiernos locales deben considerar opciones como el voto por correo y la ampliación de los centros de voto presencial. Sin embargo, estos implican un costo elevado y plantean múltiples desafíos. El Brennan Center for Justice formuló una serie de recomendaciones para proteger el voto en la Unión Americana con miras a la elección de noviembre. Esta organización plantea una serie de modificaciones a los procedimientos electorales, mayor flexibilidad de las autoridades e inyección de recursos para asegurar que los estadounidenses puedan registrarse y votar de manera segura, accesible y lo más conveniente posible.
Entre las medidas propuestas destaca la identificación de ubicaciones alternativas para los centros de votación; la ampliación de la opción de sufragio anticipado para reducir las largas colas y el estrés administrativo el día de la jornada electoral; la universalización del voto por correo, que requiere invertir en el software de seguimiento de las boletas, asumir los costos adicionales para su procesamiento y ampliar los plazos de escrutinio y certificación para considerar las demoras en la recepción de las boletas; así como la modificación y preparación del registro de votantes, incluido el registro ampliado en línea.
El miedo y la confusión en torno a la pandemia puede crear un ambiente fértil para la desinformación y manipulación del proceso electoral con fines inapropiados o partidistas. Por ello, las autoridades deben ser claras y transparentes sobre los cambios en las reglas de votación y realizar campañas de comunicación agresivas para garantizar que los ciudadanos estén informados.
El México, el Consejo General del INE aprobó la reanudación de los procesos electorales locales en Coahuila e Hidalgo. La fecha para la jornada electoral es el domingo 18 de octubre. Esos comicios servirán como prueba para medir la efectividad de las medidas sanitarias y los cambios a los procedimientos electorales que la autoridad implementará para prevenir o mitigar riesgos de contagio con miras a los comicios del próximo año, los más grandes en la historia del país. En la nueva normalidad, en cualquier parte del mundo, la organización de los comicios significa un desafío enorme que debe ser afrontado con responsabilidad.
Especialista en temas político-electorales.