El próximo 6 de junio más de 92 millones de mexicanos están convocados a las urnas para renovar alrededor de 20,000 cargos de elección popular. Las autoridades electorales tienen el reto de conducir los comicios más grandes de la historia durante la pandemia provocada por la COVID-19 y en un contexto de violencia, crisis económica y acentuadas restricciones presupuestarias. Además, aplicarán por primera ocasión las normas que permiten la reelección de las diputaciones federales y otros cargos locales.
Las elecciones se celebran justo a la mitad del mandato del Presidente López Obrador. Ante la imposibilidad su reelección, los comicios son un momento clave para la continuidad de su proyecto del gobierno. Como un partido de futbol, el medio tiempo es el momento en que los jugadores deben afinar sus estrategias para ganar. Por un lado, los partidos integrantes de la coalición gobernante (Morena-PT-PVEM) pretenden consolidar las políticas impulsadas por el presidente y, por el otro, la oposición espera buenos resultados para tener mayor representatividad e incidencia en la política nacional.
La Cámara de Diputados, como órgano legislativo y de control, es sumamente relevante. Dentro del ciclo presupuestario, la cámara baja tiene facultades exclusivas en la discusión y aprobación del presupuesto, así como en la fiscalización del gasto a través de la revisión de la cuenta pública con el apoyo de la Auditoria Superior de la Federación (ASF). No es una cuestión menor, pues el presupuesto de egresos junto con la ley de ingresos son dos de los instrumentos más relevantes con los que cuenta el gobierno federal para incidir en la economía. Además, la Cámara de Diputados tiene la facultad de nombramiento o ratificación de diversos funcionarios, entre ellos: consejerías electorales del INE, que deberán renovarse en 2024, incluida su presidencia; diversos cargos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a los titulares de la ASF y órganos internos de control de entes autónomos, entre otros.
La Cámara de Diputados, junto con el Senado y órganos legislativos de los estados, es responsable de la aprobación de reformas constitucionales. Además, en la emisión y/o modificación de leyes participa como colegisladora. Actualmente, los equilibrios políticos favorecen al partido del presidente, su mayoría legislativa puede aprobar leyes polémicas sin la participación de la oposición. Sin embargo, no pasa lo mismo con los cambios constitucionales, pues la integración del Senado permite la conformación de un bloque de contención integrado por la minoría opositora. Allí, el presidente está obligado a negociar. La historia reciente demuestra que, dependiendo del tema, ese bloque de contención puede o no mantenerse unido.
En la elección de 2021, el presidente López Obrador se juega el futuro de su proyecto político. La mayoría de las diputaciones federales se presentarán a reelección, junto con los integrantes de los congresos locales en 30 entidades federativas y municipios con relevancia económica y política, entre ellos, 29 capitales y alcaldías de la Ciudad de México. Además, el resultado de las 15 gubernaturas en disputa plantea dos escenarios: mayor espacio para la negociación entre los distintos niveles de gobierno o el reforzamiento del poder desde el centro del país. Por ello, la elección de junio podría reconfigurar el mapa político y, profundizar o no, la llamada cuarta transformación.
De acuerdo con Oraculus, en su ejercicio de seguimiento y agregación de los resultados de las principales encuestas públicas sobre aprobación presidencial, López Obrador mantiene una tasa de respaldo del 63%. Respecto a otros presidentes y durante el mismo periodo, se ubica casi a la par de Calderón (66%) y por arriba de Fox (56%), Zedillo (53%) y Peña (40%). Todos ellos, excepto Peña, tuvieron malos resultados en la elección intermedia. Esto muestra que una alta aprobación presidencial no se traduce, necesariamente, en un buen rendimiento electoral. La evaluación del cambio en las políticas públicas emprendidas por el presidente, el manejo de la pandemia y la selección de candidaturas locales son algunos elementos que podrían incidir en la contienda. Un elemento adicional es que, por primera vez, partidos de oposición se presentan en alianza con el PRI, su rival histórico.
Los ciudadanos tienen la responsabilidad de informarse sobre la oferta política y el desempeño de los funcionarios que buscan reelegirse, acudir a las urnas y dar un ejemplo de civilidad. La elección intermedia ofrece una oportunidad inmejorable para premiar o castigar el desempeño de gobierno. Cada tres años tenemos una cita con la democracia y el rumbo del país está en nuestras manos.
Twitter: @jorge_egren