El reciente secuestro y asesinato de dos de cuatro ciudadanos estadounidenses en Matamoros a manos del Cártel del Golfo (CDG) levantó una vez más las alarmas en los Estados Unidos y le pone presión al Gobierno Federal y al presidente López Obrador.
Inmediatamente la vocera de la Casa Blanca declaró en nombre del gobierno americano la urgente petición para que el gobierno de AMLO y el gobierno de Tamaulipas a cargo de Américo Villarreal intervinieran y encontraran a los estadounidenses. Esto abrió la puerta una vez más a que en el gobierno y congreso americano se discuta la posibilidad de declarar al narco como terrorismo, lo que permitiría bajo sus leyes que manden tropas y drones a eliminar en territorio mexicano a personas consideradas narcotraficantes, lo que en sí mismo representa una afrenta a la soberanía nacional y abre la puerta para una infinidad de derivadas. La versión más creíble que dan fundamento los dos estadounidenses que sobrevivieron el secuestro, apunta a que los cuatro estadounidenses provenientes de Brownsville Texas, al menos una mujer, interesados en compras medicinas y en una liposucción del lado mexicano habrían pasado un retén del CDG sin detenerse y que ello derivó en que los persiguieran y los interceptaran ultimando a uno que quiso huir a pie, hiriendo a otro y levantando a dos más que se pusieron de rodillas y no escaparon.
Según se narra por uno de los sobrevivientes, los movían de un lugar a otro en rancherías y ranchos alejados, juntos a los vivos con los muertos y que finalmente los agentes de la policía estatal los encontraron en un cobertizo en una ranchería con los cuerpos de los dos muertos ya en descomposición y los otros dos vivos hechos trizas por la experiencia.
Este incidente que se hace público y mediático a nivel internacional, es solo una muestra de lo que pasa cotidianamente en más el 33% del territorio nacional y que hace que estados como Tamaulipas sean gobernados con permiso del narco, obvio a cambio de que no se les moleste en sus actividades de trasiego de drogas, secuestro de migrantes, cobro de piso, invasiones y despojo de propiedad privada, entre otras.
La estrategia de abrazos y no balazos no ha logrado nada en materia de control de la inseguridad en el país y de recuperación del control político y económico de amplias regiones del país.
Si bien es cierto atacar la causa, que es la desigualdad y la ignorancia en la población más modesta del país pudiera ser la solución de fondo, la verdad es que no se ha avanzado en nada con lo planteado por el gobierno federal, ya que no se ataca la única solución viable y que es de muy largo plazo: la de la educación para que las siguientes generaciones tengan forma de subsistir dignamente y no sean presa fácil del narco que les paga como halcones, sicarios, mulas, etc.
Debiéramos estar combatiendo y controlando al narco, a la par de pensar seriamente la legalización de algunas de las drogas y controlar su venta y distribución para matar la rentabilidad del negocio del narco; conjuntamente apoyar una verdadera revolución educativa para que dentro de 25 años (una o dos generaciones) se empiecen a ver cambios reales en la reducción de la desigualdad en el país y como consecuencia se reduzca la violencia. Nada de esto pasa a ver si al cambio entienden.
Sororidad.- El reciente llamado de la candidata de la Alianza Opositora, Alejandra del Moral, a la profesora Delfina a la “Sororidad” que significa hermandad entre mujeres, muestra que su estrategia es la de no confrontar a AMLO y jugarla con propuestas, en vez de ataques. Si bien pudiera ser un gesto inteligente ya que en estos años pelearse con AMLO y su gente de manera frontal no paga, ni electoral, ni en expedientes y persecuciones, es en realidad una claudicación ante una elección que no tiene forma de ganar. La dejaron sola el gobernador y el PAN que, como era previsible, fue marginado de la candidatura que tanto peleaba el alcalde (formalmente ex) de Huixquilucan y de la Presidencia de la JUCOPO del congreso local que ya decían tener en la bolsa a la cabeza del mismo líder panista y resultó que a chuchita se la bolsearon.
Seguramente, Alejandra del Moral está siguiendo instrucciones y va a recibir un buen premio con una senaduría del 2024 al 2030, veamos si otros aspirantes que no ganaron la candidatura de la Alianza logran lo mismo o de plano los acaban de marginar. Al tiempo…