El poder legislativo se ha convertido en un hervidero entre la reforma electoral, la reforma para pasar el mando de la Guardia Nacional a la SEDENA al mando del General Luis Cresencio Sandoval y las elecciones de las presidencias de las mesas directivas de ambas cámaras, donde en Diputados la tomó con un buen consenso un muy experimentado Santiago Creel del PAN y en la de Senadores la toma un debilitado Alejandro Armenta que dentro del mismo grupo parlamentario de Morena apenas le gana, con el decidido apoyo de Ricardo Monreal, a un Higinio Martínez apoyado desde el Palacio Nacional en un apretado 36 a 28 votos.
Todo esto donde las diferencias de Monreal con el Presidente ya tocan a la aprobación de la reforma legal para pasar el mando de la Guardia Nacional a la SEDENA. Morena cuenta como grupo parlamentario, con sus aliados, con los votos para aprobar esa reforma en Senadores, pero la facción Monrealista puede tirar --junto con la oposición-- la aprobación en sus términos como la propone el AMLO, lo que de seguro derivaría en un rompimiento aún mayor entre el Presidente y Monreal con consecuencias imprevisibles dada la importancia que le ha dado al tema el inquilino del Palacio Nacional.
Lo mismo pasa con la Alianza por México que está destinada a la ruptura, como ya hemos explicado, donde Marko Cortés del PAN da un ultimátum al PRI para presionar que ese grupo parlamentario vote en contra de la aprobación de la reforma legal propuesta por la diputada “PRIISTA”, Yolanda de la Torre , para mantener al Ejército en las calles hasta el 2028, al grado de amenazar con romper cualquier alianza electoral futura entre esos partidos.
A esto se suma qué en el Estado de México, donde el PAN en un mal cálculo se lanzó a apoyar a Enrique Vargas ex - alcalde de Hixquilucan en su “creencia” de que puede ganar el Edo Mex con o sin alianza y al cual le han empezado sacar algunos de sus trapos al sol en primera plana de un periódico de circulación nacional TOTALMENTE opuesto a AMLO.
No se necesita mucha ciencia para saber que ese golpe le vino directo de Toluca por estarse adelantando, mandándole un recado al estilo Atlacomulco de que para tener la lengua larga hay que tener la cola corta.
Al margen de la “grilla” y las ideologías que amenazan con una militarización del país y de la Guardia Nacional, la realidad es que en este debate el Presidente tiene razón y está corrigiendo una muy mala idea de principio de su sexenio, al apoyar decididamente que la Guardia Nacional pase al mando de la SEDENA de donde nunca debió salir.
De los poco más de 114,000 efectivos que hoy la integran, solo 25,000 provienen de civiles y ex - policías, el resto 89,000 fueron enviados desde el Ejército y la Marina. Son comandados por el General Luis Rodríguez Bucio también del Ejército, es decir, la Guardia
Nacional ya reporta de facto a la SEDENA y se integra por soldados y marinos, lo demás es puro rollo.
Las policías sabemos qué al carecer de la doctrina, adiestramiento militar, mística y continuidad son mucho más corrompibles y no son confiables con mandos mal preparados.
La continuidad que tiene al Ejército y la Marina donde sus mandos pasan sin excepción más de 45 años en filas, peleando sus ascensos antes de acceder al Generalato da su mística, solidez, lealtad y resultados que ha descubierto, bastante tarde, AMLO.
Por eso sabe que subordinar la Guardia Nacional a la SEDENA es la única forma de garantizar que se consolide como institución y tal vez en unos años pueda ser independiente si su marco legal, doctrina y mística se adaptan a las de las fuerzas armadas para darle continuidad y confiabilidad.
Todo lo demás es quemar la pólvora en infiernitos. El Ejército proviene del pueblo y se debe al pueblo, asustarse con la militarización del país es realmente pura grilla.
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