Quedar atrapado en la nostalgia o la melancolía y, por lo tanto, atolondrado ante esta era de infinitos, sistemáticos, fantásticos y diabólicos descubrimientos con sus secuelas contradictorias extremas, es un desafío cotidiano para mi prodigiosa generación.

Uno de tantos es el pantano permanente de la obscenidad de todos los políticos, las élites de espectáculos, deportes y el resto de la parafernalia que satura millones de redes infinitas (milagrosas y perversas).

Para mí uno de los enigmas con los que convivo diariamente, es la multiplicidad de universos, “burbujas”, “algoritmos” donde cada uno permanece ajeno al resto, así se trate de vecinos de un mismo edificio, cada quien anda en “su propio rollo”.

Mi “burbuja” está en extinción, a pesar del complejo de Peter Pan que un día nos puso en evidencia la genial Ikram Antaki: son adolescentes eternos, nos dijo en un auditorio semivacío presidido por Marcelino Perelló.

La revuelta iniciada en Los Ángeles contra las deportaciones masivas de Trump, mediante el uso de fuerzas militares federales, indignan a miles de paisanos en Chicago, Austin, San Francisco, Nueva York, la Florida e incluso en las poblaciones de nombres extraños del norte de los Estados Unidos. Son además, patéticos “osos” del presidente Trump y la presidenta Sheinbaum, que no deja de ver moros con tranchete, achacando a los “derechistas” una conjura más contra su “proyecto anti neoliberal, defensor de la soberanía, gran constructor del segundo piso de la Cuarta Transformación”, al que las fuerzas del mal atacan despiadadamente.

En las decenas de miles de burbujas de los chavos, desconozco casi totalmente qué ocurre, salvo los conciertos llenos tope a tope lo mismo de Gaga, que las decenas de bandas de cumbia norteña que ahora están bajo amenaza de ser encarceladas o perseguidas por “promover el culto del narco”.

Los escándalos de Andy por ese apodo, que tan buenos resultados le ha dado como “amigo” de desinteresados contratistas del gobierno, desde la gestión del “mejor presidente de México” hasta el de la actual “mejor presidenta del mundo”, son motivo de “desgarramiento de vestiduras” de los poderosos comentócratas y párenle de contar.

Ni en el metro, el tianguis, los consultorios médicos, las “colas para los conciertos”, los antros, los cafés, los bares, los restoranes, ni mucho menos en los Tik Tok, Facebook de millones de chavos y gente “común y corriente”, se habla de eso.

Pa’ no hacer el cuento largo, como diría Milan Kundera, la vida está en otra parte.

Pero, peeero, al mismo tiempo las imbecilidades, trapacerías, voracidad desmedida de los gobernantes tienen al planeta y al país al borde del abismo. Hay decenas de guerras locales, los más conocidos son la invasión de Rusia a Ucrania desde febrero de 2022; la de Israel contra Palestina con rasgos de genocidio; la bronca en Sudán del ejército y fuerzas paramilitares; la guerra civil en Siria desde 2011 con una aparente “pausa” tras el derrocamiento del dictador; el conflicto en Yemen de 2014; el golpe de Estado y represión en Myanmar; además de las guerras en Nigeria, Burkina Faso, República Democrática del Congo, Uganda y recientemente la guerra entre Pakistán y la India. Es una lista interminable. Eso sin hablar de la destrucción de Venezuela, de Cuba, de Nicaragua, de El Salvador y los daños irreversibles causados por los 7 años de la Cuarta Transformación en nuestro Rancho Grande.

Por supuesto que las “estrategias de clase” del “proletariado sin cabeza”, las transiciones abortadas, la abolición de la incipiente república y las “epopeyas”, más fantasiosas que reales de mi generación, solamente son parte de una nostalgia de ruquitos de 70 años p’arriba.

@joelortegajuar

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