El poder del presidente de la República. Al mandatario le crean fatalmente la mentalidad de un inspirado dispensador de dádivas y remedios a males. Que se le presentan al azar y fuera de todo plan -o siquiera de una concepción general- de los hechos pertinentes.

Esa verdad de Daniel Cosío Villegas parece infantil contrastada con la arrogancia sin fin de la presidencia imperial que será restaurada con la farsa del 1 de junio de 2025.

Todas las triquiñuelas del viejo régimen son una broma de jardín de niños, ante el fantástico acordeón. En efecto, las urnas embarazadas, los votos planchados, el ratón loco, el 110% de votos en las casillas y hasta el voto de los muertos sonrojarían a los “mapaches electorales” del añejo modelo autoritario de la “revolución hecha gobierno”. Son de risa ante el acordeón.

En la candidez del antiguo demócrata se concurría a “elecciones de carro completo”, con partidos paraestatales y el eterno “opositor leal”, el del largo camino por el desierto, el PAN de Gómez Morín, además de la testimonial “abstención activa o los candidatos sin registro” del Partido Comunista Mexicano.

La intuición de la rebelión libertaria mundial contra los partidos no estaba ausente en el 68 mexicano (a pesar de lo que hoy digan sus hijos oficialmente reconocidos) cuando inventamos mil pretextos para no “dialogar en lo oscurito” y gritábamos a todo pulmón: No queremos olimpiadas, queremos revolución.

No me engaño al evocar esos episodios. Con mi carga de casi 80 años, asumo que hay mucha nostalgia. Pero no creo en las fantasías de los “Adanes” sin biografía. No somos ángeles, todos tenemos “sexo”.

Al mismo tiempo percibo que para mucha gente de chile, dulce y de manteca: jóvenes hiphoperos, darks, cumbieros, expertos de gadgets; doñas cruzando 2 y hasta 3 horas para ir a trabajar a la casa de un “izquierdista” con claras y firmes “posturas de clase”; para reparadores de aparatos eléctricos y electrónicos que viajan desde Chalco a Tlalpuente, barrio de la “burbuja” que llegó a la presidencia; para los nuevos integrantes del “precariado” que ponen sus “unidades” a “chambear” 12 o más horas pagando a Uber o Didi hasta 30% por la aplicación; para profesionales de la medicina, incluyendo los psicoterapeutas (locutores, les llamo); no se diga para las decenas o centenas de miles de chavos que hacen “home office”; para los de los tianguis, no se diga para los “cerillos” de la “tercera edad”, en suma para los más de 50 millones de la economía informal; incluyendo a los ruquitos que obligan a ir al Zócalo a recoger su ‘credencial única’ “otorgada por Clara Brugada”; le viene “wilson” la votación del 1 de junio.

Según las múltiples estadísticas a nivel mundial, a la inmensa mayoría les importa un cacahuate quien gobierna.

“Todos son ratas” escucho por todos lados, pero al “menos desde Andresito y ahora Claudia nos dan los 6 mil (ya se tragaron que son 6 y no 3 mil mensuales), aunque vivan en mansiones y tengan camionetotas con guaruras, “pos a poco iban a vivir jodidos”.

“Que nos den el acordeón, para sacar a todos los jueces corruptos”, no importa que todos sean socios, plagiarios y empleados del gobierno, que casi todo el PRI y buena parte del PAN hoy sean de Morena, eso es mejor a que sigan “los neoliberales” del PRIAN.

Como soy un necio incurable, sigo soñando que puede haber una rebelión y mandar al carajo a los de la casta. El 1 de junio no cuenten conmigo.

Joel Ortega Juárez

@joelortegajuar

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