Aunque esta no es la primera vez que escribo del tema y, por desgracia, no será la última. Es necesario señalar que en México nuestra infancia está totalmente abandonada. He hablado de la falta de políticas públicas, del nulo acceso a servicios, de la violencia que viven millones de personas dentro de sus mismas familias, en su comunidad y por parte de las autoridades.

Pero esta vez quiero exponer el caso de un bebé, un pequeño de tres meses que “apareció” muerto dentro de un penal en el estado de Puebla. Al parecer, murió de asfixia y además con una herida en el abdomen. No conocemos su nombre ni tampoco su historia y muy probablemente nunca se contará la realidad de lo que le ocurrió.

Lo que sabemos es que su cuerpo fue encontrado cubierto en cal, en un basurero que entró al penal para que los presos separarán la basura. Pero ¿cómo llegó ahí? Las explicaciones que se han dado no tienen sentido. ¿Entró vivo y lo mataron adentro? ¿cómo es posible que las autoridades de un penal no se hayan dado cuenta que entró un menor y no salió? ¿entró muerto y lo tiraron ahí? ¿cómo es posible que las autoridades no se dieran cuenta que entraba a la cárcel un cadáver? ¿qué más podría entrar en esos contenedores que no revisa la autoridad? Por mencionar algo, entrarían allí celulares, drogas y hasta armas.

Y aunque sabemos que las cárceles son cogobernadas entre la autoridad y los grupos de presos que, de facto, son quienes controlan las prisiones, la sociedad reconoce la existencia de la enorme corrupción que ahí opera y de la autoridad que lo permite. Pero este caso… escala cualquier excusa que puedan tener.

Este hecho ocurrió el 11 de enero del presente año, pero no fue hasta el 16 que el gobernador de Puebla expresó palabra sobre este incidente, dando las mismas explicaciones que hasta ahora se han dado; sin ninguna coherencia. Porque, además, a las autoridades poco les importa que un bebé de tres meses aparezca muerto dentro de un penal. Así que el 21 de enero no solo no dio explicaciones sino que además amenazó a las y los activistas y periodistas que han levantado la voz en este caso.

Dado que no es exclusivo de las autoridades, por lo visto tampoco a los medios de comunicación se les hace noticia. Son pocos quienes han publicado alguna nota y la respuesta social ha sido casi nula. Así que con esto reflexionemos, ¿qué nos está pasando como seres humanos para que no nos indigne esta situación y nos lleve a levantar la voz para exigir una investigación veraz y completa de esta muerte?

¿Dónde está nuestro sentido de empatía, de cuidado hacia la vida y sobre todo de un ser tan vulnerable como lo es un bebé? En serio, un ser inocente que “aparece” muerto en lo que debiera ser un espacio de total seguridad a cargo del gobierno. Es por ello, que si la autoridad no se da cuenta de la gravedad del asunto, ¿de qué más no se está dando cuenta?

Si nosotros no alzamos la voz para exigir respuestas, ¿qué más dejaremos pasar? Estamos dispuestos a cerrar los ojos y el corazón a lo que sucede en las cárceles, solo porque se cree que quienes están ahí se merecen lo que les pase. Se está olvidando, que bajo ninguna circunstancia, nadie se merece ese trato y menos cuando se supone que se está bajo la guardia del estado.

De hecho, serían los guardias quienes tienen la responsabilidad de proteger los derechos humanos de las personas. Pero, de acuerdo con datos estadísticos de la última Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad, son casi la mitad del total de personas que se encuentran en prisión actualmente las que fueron acusadas injustamente.

Por ende, lo que pasa en las cárceles en México, donde supuestamente es el gobierno el responsable de todo aquello que sucede dentro de las mismas, debiera no solo preocuparnos sino ocuparnos. Ya sea por solidaridad humana o por el interés personal de lograr un país más seguro.

Sobre este caso en particular, a cualquiera que tenga todavía corazón, lo hará sentirse indignado. Por eso la razón de hablar aquí de esto, para exigir a las autoridades que investiguen a fondo qué fue lo que pasó con este bebé. Y en caso de haber muerto dentro del penal, llegar hasta las últimas consecuencias.

Nadie merece ese trato y esa forma indigna de desechar su cuerpo, mucho menos un ser tan indefenso e inocente como lo es un bebé. La autoridad le debe la verdad y una explicación para aclarar lo sucedido.

Sé que las organizaciones de la sociedad civil no vamos a soltar este caso y espero que la sociedad tampoco, por él y por nuestro país.

Sobre la autora:

Jimena Cándano estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública, Organización Comunitaria y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es la directora general de la Fundación Reintegra, que trabaja desde hace más de 38 años a favor de la justicia social a través de la prevención del delito. Tiene como misión cambiar historias de vida de niñas, niños, jóvenes y sus familias que viven en entornos de violencia y delincuencia, a través de programas preventivos y de reinserción social, para que puedan construir un proyecto de vida positivo convirtiéndose en Agentes de Paz. Juntos aportan a la construcción de una cultura de legalidad y paz para nuestro país.

 

Acerca de Fundación Reintegra:

Fundación Reintegra es una organización que trabaja desde hace más de 38 años a favor de la justicia social a través de la prevención del delito. Tiene como misión cambiar historias de vida de niñas, niños, jóvenes y sus familias que viven en entornos de violencia y delincuencia, a través de programas preventivos y de reinserción social, para que puedan construir un proyecto de vida positivo convirtiéndose en Agentes de Paz. Juntos aportan a la construcción de una cultura de legalidad y paz para nuestro país.

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