El exitoso título y trama de la película “No miren arriba”, disponible en Netflix —que vaticina un desastre para nuestro planeta por la predicción científica de que un cometa chocaría contra la Tierra y ante lo cual el gobierno de EU prefiere ignorar y frivolizar en aras de mantener calma en la población—, bien puede retomarse para compararlo con lo que hoy sucede en México frente a la nueva ola de Covid-19 con la variante denominada ómicron, ante lo cual el gobierno federal nos dice que no hay mucho de qué preocuparse, que no hay motivo de alarma y que no nos dejemos confundir por los rumores de los adversarios políticos al Presidente.

“No miren arriba”, dicen los magníficos actores y actrices que dan vida a los personajes gubernamentales de la película, para ridiculizar el irresponsable comportamiento presidencial. “Ignoren al ómicron”, nos dicen ahora el charlatán pseudocientífico López-Gatell y su jefe al que ya la realidad le alcanzó con el contagio.

México es una tragedia sanitaria. De acuerdo con un informe de la Universidad Johns Hopkins, nuestro país tiene la mayor tasa de letalidad en el mundo ya que, de cada cien casos de contagios confirmados, mueren unas ocho personas (7.5%).

El “escenario catastrófico” referido por López-Gatell al 4 de junio de 2020 si llegábamos a 60 mil muertes, hoy con más de 300 mil muertos, según cifras oficiales, es una tragedia humana digna de compararse con crímenes de lesa humanidad provocados por irresponsables decisiones gubernamentales en la materia.

Las cifras reales —según datos del Inegi y de la Secretaría de Salud— son dos o tres veces mayores a estos números oficiales manipulados para ocultar deliberadamente el tamaño del problema y engañar a la opinión pública.

Apenas el pasado 8 de enero se registraron 30 mil 671 nuevos contagios con lo que se superaron los 20 mil de finales de agosto del 2021. El caos y la paranoia han empezado a invadir a la población, pero “como no hay demasiadas hospitalizaciones”, entonces no debemos preocuparnos demasiado, nos dicen desde los palacios Nacional y del Ayuntamiento.

Todo ha sido por no vacunarse, dicen los de Morena en el gobierno; pero “no hace falta vacunar a los menores de edad porque es bajísima la probabilidad que tienen de morir por Covid-19, además de que sus problemas de salud por contagio pueden atenderse con remedios caseros”, según el otro cero a la izquierda, que es el secretario de Salud, Jorge Alcocer. ¡Una irresponsabilidad criminal!

Es más, apenas el pasado lunes 10 de enero, iniciando esta semana, el Presidente de la República dijo en su conferencia mañanera que se sentía ronco y que pensaba que era un simple resfriado, pero que se haría una prueba. Nunca usó cubrebocas, como lo recomienda la propaganda oficial. Por la tarde de ese día anunció que había resultado positivo por segunda ocasión, y eso ya después de haberse vacunado.

¿Por qué, pues, esta obstinación por negar la realidad, aunque nos termine alcanzando? ¡Es que “El jefe” nunca se equivoca! Preferible seguir pregonando que traen un admirable manejo de la pandemia, aunque los muertos ya sumarían 6 zócalos de la Ciudad de México con personas apiladas, paradas, que reconocer que han colapsado, con sus políticas irresponsables, el sistema de salud de nuestro país.

La sociedad no puede seguir en el engaño. Los responsables tienen que pagar por tantos muertos y por esta tragedia social y económica que se agudizará si no hay un golpe de timón en las decisiones oficiales.

Urge que vacunen de inmediato a los menores de edad, que recontraten al personal médico eventual que había atendido los momentos más críticos de la pandemia el 2020 y 2021, a quienes despidieron el pasado 31 de diciembre en plena nueva amenaza de crecimiento de contagios. Todo por ignorar a la variante ómicron.

Presidente Nacional del PRD,

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