Un señalamiento frecuente de la 4T acerca de la oposición es que ésta carece de una “propuesta” alternativa para México. En los hechos el Frente Cívico Nacional (FCN) solo ha hecho planteamientos muy generales al respecto, al igual que Unid@s, y los partidos de oposición no han concretado su oferta programática.
Lo anterior no quiere decir que la ciudadanía opositora carezca de una visión de lo que sucede en el país y de hacia dónde desearía que este evolucionara. Son innumerables los intelectuales, académicos, “comentócratas” y mexicanos que nutren cada día el diagnóstico y el rumbo nacionales. Al hacerlo también apuntan elementos del cambio necesario y deseado. AMLO no lo reconoce y los descarta por principio, pues para él solo es válida su visión de las cosas.
Esta semana se dio una muestra más de esto, con la presentación del “Colectivo por México” y su propuesta programática “Un punto de partida”. El planteamiento resume acciones específicas, que parten de precisarlas en infinitivo, por ejemplo: construir desde abajo con las policías; y defender la democracia y sus instituciones.
De esas acciones, 18 corresponden a la problemática de seguridad, legalidad, y justicia; y gobernabilidad democrática. A su vez, 12 abordan la igualdad y calidad de vida; el reto atiende otros aspectos de los asuntos públicos de México.
Utiliza un lenguaje sencillo y directo, e incluye remedios controvertidos y provocadores. A pesar de la riqueza de ideas y del esfuerzo para sistematizarlas, los comentarios y reacciones que ha recibido esa propuesta inicial fueron la descalificación por la edad de quienes asistieron al acto, y “acusaciones” por las trayectorias públicas de los ahí presentes. Nada sobre la sustancia de la propuesta. Además hubo especulaciones insidiosas acerca de la motivación de Movimiento Ciudadano en el ejercicio de la sociedad civil y, más relevante, la carencia de un pronunciamiento firme contra el llamado Plan B de AMLO para prácticamente extinguir al INE. De nuevo nada sobre los planteamientos. Otro daño, autoinfligido, fue el pésimo manejo de la participación de Cuauhtémoc Cárdenas en el proyecto y su ausencia en el acto.
Es claro que desvirtuar todo argumento y descalificar a todo crítico del gobierno es la “estrategia política” de la 4T, desde la mañanera y su dirigencia partidista, por lo que la sociedad civil y sus organizaciones deben defenderse de la trampa de empobrecimiento intelectual que eso conlleva. Por eso, ahora debe abocarse a conocer y reflexionar a partir de “Un punto de partida”.
A semejanza de otras propuestas, esta complementa y enriquece al debate emergente. Es la ciudadanía la que habrá de evaluar, criticar, elaborar y actuar conforme a las ricas ideas contenidas en “Un punto de partida” y otras iniciativas. Es de esperar que los partidos de oposición discutan e incorporen a sus plataformas algunos de los elementos aquí expuestos. Lo que queda claro es que la oposición sí tiene propuestas.
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