Es la pregunta de los 50 mil pesos, algo así como la rifa del avión presidencial. El año pasado me equivoqué rotundamente, en buena compañía, nos equivocamos al pronosticar que no habría Brexit y que el Reino Unido se quedaría en la Unión Europea. Es más, nadie vio venir a Boris Johnson, el Trump británico que, si no me vuelvo a equivocar, transformará al Reino (des)Unido de manera, quizá, definitiva. De la misma manera me atreví a pensar que, en las elecciones europeas, tanto nacionales como de la Unión, habría un tsunami de las derechas extremas populistas, y resultó que no. Es más, Matteo Salvini, el temible líder italiano, acaba de sufrir una seria derrota en las elecciones provinciales de Emilia-Romagna. Me alegro de haber cometido un error.
¿Cómo atreverse a predecir el futuro, cuando el surgimiento reciente del coronavirus en China no figuraba en los pronósticos de los muy serios New York Times y Financial Times? Ya sé, hace más de treinta años que científicos nos aseguran que, tarde o temprano, una gran pandemia, comparable a la “gripe española” (influenza) que mató entre 30 y 50 millones de personas al final de la Primera Guerra Mundial, nos pegará duramente. El susto de 2009, con la gripe porcina muy injustamente calificada de “mexicana”, es una broma, frente a cualquier pandemia, para no pensar en la peste negra de 1348 que se llevó la tercera parte de la población europea (no tengo datos para Asia de donde vino).
Ni sabemos, ahora que la OMS ha declarado la emergencia internacional, qué va a pasar y cuáles serán las consecuencias de la sorpresa. Más allá de una eventual crisis demográfica, ¿golpeará seriamente la economía china y, por consecuencia, la economía mundial? ¿Tendrá consecuencias políticas en China, sacudiendo al régimen o fortaleciendo control y represión? Si la cosa se pone grave, ¿está preparado nuestro país para enfrentarla, justo cuando nos encontramos a la mitad del río en cuestión de sistema nacional de salud? Sería un reto mucho más serio que la disminución de la actividad turística ya mencionada por los expertos.
Y, sin embargo, me atrevo a decir, tal ave de mal agüero, que Donald Trump, fortalecido por su no impeachment, ganará de nuevo las elecciones presidenciales, otra vez sin la mayoría del voto popular. Claro, me gustaría equivocarme, pero los demócratas metieron la pata al obligar a una reticente, inteligente Nancy Pelosi, a buscar el camino del impeachment, en lugar de construir una buena candidatura para ganar la presidencia en las urnas.
Por la misma campaña electoral, apuesto que no habrá guerra entre EU e Irán; apuesta arriesgada, puesto que hay muchos actores implicados en este “Gran Juego” del Medio Oriente, de modo que no se puede descartar un accidente, después del cual todo mundo dirá, como Guillermo II en 1915: “eso, no lo quise”. Demasiado tarde.
¿Los movimientos de protesta seguirán en nuestra América Latina? ¿Y las corrientes migratorias de Sur a Norte, desde la castigada América Central? Pues sí. Porque los motivos de fondo siguen: poco crecimiento, profunda desigualdad, inseguridad, violencia y gobiernos sordos.
En Rusia, Vladimir Vladimirovich mantendrá la vista fija en el horizonte 2024, fin de su mandato, pensando en la manera de prolongar sus 24 años en el poder, con o sin reforma constitucional; por lo mismo, seguirá atizando, a fuego lento, el conflicto con Ucrania y en Ucrania. Del lado del Kremlin, como de la Casa Blanca, nada bueno que esperar.
Donde uno está asegurado de atinarle es en cuanto a nuestra irresponsabilidad frente al cambio climático. Los Bolsonaro del mundo, los asesinos del guardián de la mariposa monarca, seguirán destruyendo los bosques en América, África y Asia (Europa se salva); China, EU, México seguirán privilegiando las energías fósiles, las responsables de las emisiones de CO2, que han crecido, en promedio, 0.9% al año desde 2010. China emite más que EU y la Unión Europea reunidos. Hablando de energías fósiles, a nuestro Presidente le gustaría que el precio del crudo Brent rebasara los 65 US$; los expertos lo ven difícil, pero, como en casi todos los apartados la respuesta es ¿quién sabe?
Historiador