El ajedrez
es un juego de inteligencia que da placer a quienes lo practican. Esto gracias a sus procesos mentales armónicos, lógicos y evidentes. Por su condición lúdica y agonal, ejercita aptitudes como memoria, intuición, inventiva, imaginación, etc.
Según el teórico Luciano Cámara , “El ajedrez satisface la inteligencia. Con él se incorpora un juego donde el intelecto encuentra excepcionales y sorprendentes efectos de placer”.
Incluso el alemán Siegbert Tarrasch (1862-1934) decía: “El ajedrez alivia las penas y aumenta el sentimiento de felicidad”. Sin embargo, también es un juego complicado que exige pensar antes de actuar, no obstante lo sencillo de sus reglas y principios. Para el maestro Mikhail Botvinnik (1911- 1995) , “El mayor placer es cuando uno siente que está pensando, y esto se logra con el ajedrez”.
Con razón (sabiendo de qué hablaba), el novelista irlandés Oscar Wilde (1854-1900) reconoció: “Adoro los placeres sencillos; son el último refugio de los hombres complicados”. ¡Cierto!
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