Por su amplitud y complejidad, jugar ajedrez con regularidad consolida el carácter y el modo de resolver las dificultades del tablero y de la vida. Por eso muchos países lo han incorporado a la enseñanza. En su tiempo, el filósofo Heráclito (540-470 a.C.) señaló: “el carácter de un hombre es su destino”.
También el poeta alemán Novalis (1772- 1801) opinó: “El carácter es una voluntad desarrollada”. Incluso el militar y político francés Charles de Gaulle (I890-1970) sostuvo: “El carácter es una virtud de los tiempos difíciles, porque es en la adversidad que el verdadero hombre se conoce a sí mismo”.
Es más, el naturalista alemán Alexander von Humboldt (1769-1859) concluyó: “Solo lo que hemos invertido en nuestro carácter podemos llevar con nosotros”.
El ajedrez es un juego de ingenio que desarrolla y fortifica el carácter. Por tanto, agregarlo a la enseñanza contribuye a la formación del carácter de niñas, niños y jóvenes que lo disfrutan.
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