El ajedrez requiere del conocimiento de su teoría y de su técnica. Ambas constituyen la mejor base para desplegar la inventiva y la creatividad. Son un medio no un fin. “La técnica es un esfuerzo para ahorrar esfuerzo”, decía el filósofo español José Ortega y Gasset. En su tiempo, el poeta griego Esquilo reconoció que la técnica es el don que Prometeo entregó a los hombres con el fuego robado a los dioses. Desde el ajedrez, el gran maestro Vasily Panov aconsejó: “Ante todo hay que tener dominio de la técnica del juego. Por técnica se entiende saber emplear la experiencia acumulada en el transcurso de los siglos y aplicarla en la forma actual”.
Según el escritor Friedrich Dürrenmatt (1921- 1990) “El mundo no ha cambiado por la política sino por la técnica”. Incluso el escritor alemán Ernst Jünger (1895- 1998) concluyó: “la técnica es la danza mágica que baila el mundo contemporáneo. Sólo podemos tomar parte en las vibraciones y las oscilaciones de este si entendemos la técnica. De lo contrario quedamos fuera de juego”.
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