Un primer dato, de la mayor relevancia, es el interés que hay en México del futbol americano y de la NFL. El juego del domingo pasado fue visto por 28 millones de personas (16.8 millones en Televisa y 11.2 en TV Azteca, según datos Reach de NIM).
La NFL tiene un “jale” impresionante en México y por eso vienen sus equipos regularmente a jugar, desde 2005, al Estadio Azteca. De hecho, antes de la llegada del actual gobierno federal, la NFL estaba considerando poner una franquicia de sus equipos en el país, pues fuera de Estados Unidos los países donde tiene el mayor número de seguidores son el Reino Unido y México.
Para tener un comparativo del impacto del Super Bowl hay que señalar que ‘La Casa de los Famosos’ reportó haber tenido en su final, en agosto pasado, por Las Estrellas, una audiencia de 21 millones de personas. La NFL tuvo más audiencia al estar siendo transmitida en dos canales (5 y 7) nacionales de manera simultánea, pero comparando canal con canal el Super Bowl tuvo apenas 20% menos audiencia que un relevante programa de entretenimiento que se consideró un “unicornio” en México.
Así que con los números de audiencias registrados el domingo, es probable que la NFL siga viniendo a México para tener juegos de temporada, como visitantes, pero también que reactive los análisis de viabilidad sobre que alguno de sus equipos venga a jugar, como local y de manera permanente, a alguna ciudad de México. Las audiencias que reporta México no se ven en Reino Unido.
En Estados Unidos también se reporta, con datos preliminares, una audiencia récord de 126 millones de personas viendo el juego. En aquel país había varias opciones para sintonizarlo, tanto en TV (CBS y Paramount), como en internet (con YouTube TV, Paramount+ o Hulu). La NFL ha logrado licenciar derechos multimillonarios audiovisuales a varias plataformas, de manera simultánea, lo que ha generado multimillonarios ingresos a sus 32 equipos. Un plan de licenciamiento similar se está trabajando en la Federación Mexicana de Futbol para los próximos años.
La NFL piensa muy bien sus jugadas deportivas y de negocios, algo que hay que reconocerle al comisionado Roger Goodell, quien desde 1982, como becario, ha escalado todos los puestos en la institución y ha aumentado el valor de cada franquicia y el de la liga en su conjunto. Este ya ronda 163 mil millones de dólares, o lo que equivale al valor de las ligas de basquetbol (NBA) y beisbol (MLB) sumadas.
Además de buenas decisiones comerciales, la NFL ha corrido con la buena suerte de que la cantante pop más importante del momento, Taylor Swift, sea novia de unos de los jugadores más importantes de la Liga (Travis Kelce, de Kansas City). Eso ha acercado a la NFL a segmentos juveniles y, sobre todo, a mujeres, que no eran parte de su audiencia tradicional.
Esta semana todos los dueños de las franquicias de la NFL son más ricos, gracias al complejo diseño y licenciamientos que la NFL ha realizado. Pero para seguir creciendo, tiene que buscar ya nuevos horizontes y dejar de ser una liga sólo de EU. La expansión más simple es hacerlo hacia Reino Unido, atendiendo a los europeos, o a México, para acercarse al mercado latinoamericano. Veamos qué sucede, pero parece que la siguiente jugada de la NFL es inminente.
CAMBIANDO DE TEMA:
Extraña conferencia de prensa que dio ayer el magnate Carlos Slim, desde sus oficinas. Negó desde su responsabilidad en la caída de la Línea 12 del Metro (lo que no se sostiene con peritajes) y de este accidente responsabilizó a la falta de mantenimiento, por la CDMX, en el periodo de Claudia Sheinbaum. Se quejó también de lo poco redituable que le es Telmex, del regulador de las telecomunicaciones y de las empresas que formó desde 1955, etc. Habló de todo y nada, pues. Hasta pareció otra “mañanera”.
Todo ello para intentar justificar, o desviar la atención, de lo mucho que creció su fortuna en el sexenio de López Obrador. Basta con decir que su acumulación de riqueza es ya de tal magnitud, según Forbes, que ni sumados los siguientes cinco multimillonarios de América Latina le igualan: Larrea (México), Fontbona (Chile), Safra (Brasil), Lemann (Brasil) y Salinas Pliego (México). Las matemáticas no engañan.