Morena ha utilizado las encuestas como método para la selección de sus candidaturas a cargos de elección popular y a su dirigencia nacional. A pesar de que este partido dice que es un método democrático y transparente —lo que también señala el presidente Andrés Manuel López Obrador —, la realidad es que es una constante que no se conozcan las encuestas con las que selecciona a sus aspirantes.

De hecho, los propios precandidatos a las gubernaturas han impugnado el método de encuestas que usa Morena. En más de la mitad de los estados en los que este partido ha ido a elecciones, han sido impugnadas. En total, ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se han combatido 11 procesos internos para elegir candidato a gobernador (Puebla, BCS, Chihuahua, Guerrero, Nayarit, SLP, Zacatecas, Durango, Hidalgo, Oaxaca y Tamaulipas). Además, en 2021 hubo impugnaciones por las encuestas que se aplicaron para elegir a siete diputados federales, dos diputados locales y 11 presidentes municipales.

En todas las impugnaciones, la constante es que la dirigencia de Morena no envía al TEPJF los ejercicios metodológicos y/o las encuestas de “casas” reconocidas para elegir candidato. De hecho, los magistrados federales, hasta ahora, no han podido corroborar que las mismas en realidad existan. No lo han hecho, pues Morena ha argumentado que se trata de procesos internos.

La única encuesta de Morena que se conoce fue la que se hizo para escoger a su actual presidente nacional, Mario Delgado. Pero en esa elección de 2020, el ejercicio lo hizo el INE, no Morena, y la autoridad electoral sí publicó la metodología y la encuesta que hicieron de forma conjunta Covarrubias y Asociados, Parametría y BGC. Así que, lo que se dice transparencia, en Morena no existe y las encuestas han sido literalmente un invento para designar candidatos por la vía del “dedazo” presidencial.

Por ello, el canciller Marcelo Ebrard, en su evento del fin de semana en Guadalajara, en el que se “destapó” abiertamente, hizo tanto énfasis en una encuesta con “piso parejo”. Si mañana se elige al candidato de Morena por sus usuales encuestas, va a ser candidato quien diga López Obrador, lo que no favorece al canciller. Si ese ejercicio, en cambio, lo hacen el INE o un grupo de encuestadoras, de manera transparente, Marcelo tiene una gran posibilidad de ser el candidato presidencial, pues de hecho él ya lidera en conocimiento la gran mayoría de éstas sobre Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López.

El tema de las encuestas patito puede ser también la razón por la que Ebrard se bajó, hace una semana, del presídium en Toluca, justamente cuando era el turno de hablar de Mario Delgado, su exsecretario de finanzas en la jefatura de gobierno. Al parecer, luego de lo que dijo en Guadalajara, hay molestia en cómo se han conducido los procesos internos en Morena. Sobre todo por el tema de encuestas.

Pretender cambiar el método de selección hasta ahora usado por Morena puede poner al propio Ebrard en una ruta de colisión con el Presidente, pero es un cálculo que seguramente ya hizo. Es cierto que López Obrador siempre ha jugado la carta de que es un demócrata y difícilmente iría contra designios populares si favorecen a Marcelo. Ahí la apuesta de éste.

Pero para saber qué va a pasar en el método de selección de Morena rumbo a 2024, antes hay que pasar las aduanas de las elecciones de 2023: Coahuila, Estado de México y el Consejo Nacional de Morena. Si Marcelo logra generar en ambos estados y en la elección interna precedentes de elección con encuestas transparentes y avaladas por las autoridades electorales, tiene muchas posibilidades rumbo a 2024.

Si eso no sucede, el canciller la tiene difícil al ir contracorriente y contra la burocracia de Morena. Así que, el candidato de Morena para 2024 en realidad se definirá a principios de 2023.


Twitter: @JTejado

 

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