El bullying (acoso) es la conducta cuando una persona se mete con otra, de forma repetida, realizando conductas intimidatorias, de amenaza y/o de tiranización por parte del agresor (bully) sobre una víctima expuesta repetidamente a este tipo de acciones negativas. Este tipo de conducta, por cambios regulatorios y administrativos, parecen estar recibiendo las empresas en México. Lo que les genera incertidumbre. Algunos ejemplos:
Los cambios van desde las nuevas reglas para pagar impuestos por maquiladoras y aseguradoras, los aumentos en impuestos especiales (IEPS) a industrias como la refresquera, la del tabaco y la del alcohol. Los criterios cambiantes en los reguladores de telecomunicaciones, energía y electricidad sobre las empresas privadas de su sector. La nueva Suprema Corte –de la mano con dependencias federales– buscando reabrir respecto de varias industrias casos ya juzgados. Y, los cambios laborales que, si bien socialmente están bien, han afectado a las empresas en México (aumentos salariales y reducción de jornada laboral). Así, como los más recientes cambios a la ley de amparo y al Código Fiscal Federal.
Y desde luego mencionar a los “actores” que no siendo Estado ejercen como tal: el crimen organizado. Mismo que cobra derecho de piso en buena parte del país, controla el agua desde las válvulas de las CDMX hasta en los distritos de riego, extorsiona y mata a agricultores y ganaderos con impunidad total. En el tema de medios, de igual manera, la industria de la extorsión se ha ido sobre las empresas medianas y pequeñas que se anunciaban localmente en la radiodifusión, con lo que la programación regional y local en nuestro país está a punto de desaparecer.
Todo ello —aunado a un (nuevo) Poder Judicial Federal que genera muchas dudas en cuanto a su profesionalismo e independencia de gobiernos estatales y del federal— ha ocasionado que no haya inversiones relevantes en México. Así, el crecimiento del país, sobre todo en las actividades secundarias (empresas y maquilas), no sólo se ha detenido. Va en franco retroceso: una caída del 2.9% al tercer trimestre de este año.
Pero como karma, lo que aquí le hace el gobierno a las empresas —sin mayor consenso o conciliación— se lo hace caprichosamente el gobierno de los Estados Unidos (EU) a nuestro país: tenemos detenida la exportación de ganado, tenemos aranceles injustificados en el acero, aluminio y tomate. También en vehículos de transporte de carga. Está también la sanción a nuestra línea aérea (Aeromexico) y a nuestros aeropuertos (AIFA y AICM). De igual forma, las sanciones a algunos bancos y casas de bolsa y la incertidumbre si seguirá existiendo un tratado de libre comercio, trilateral, entre México, los EU y Canadá.
Además, los empresarios más importantes de aquel país, reunidos en la Business Round Table, en donde están directamente los CEOs de empresas como Apple, Citi, Walmart, JP Morgan, CISCO, General Motors, United Airlines, Pepsico, Procter and Gamble, American Express, FEDEX, Bechtel, entre otras, se han quejado ante el gobierno de los EU del Poder Judicial en México y buscan su protección.
Pidieron, además, frenar lo que llamaron “discriminación del gobierno mexicano en los servicios de energía, telecomunicaciones, aviación y servicios de paquetería”. También están ya pidiendo cambios a las nuevas reglas que permiten bloquear plataformas digitales y el SAT tener acceso, en tiempo real, a sus ventas y clientes.
Así, el gobierno de México le “pega” a las empresas nacionales y extranjeras; las empresas dejan de invertir y desde los EU se preparan “golpes” contra México. De hecho, se empieza a rumorar que las empresas con capital norteamericano en México están ideando un nuevo clausulado en el T-MEC mediante el cual puedan bypasear (eludir) a la justicia mexicana por completo y tener mecanismos alternativos de solución de disputas. Con ello, parecería que los tribunales y la justicia mexicana sólo aplicarían a los mexicanos y empresas con 100% de capital nacional. Esto no se ha visto en ninguno de los 38 países más desarrollados del mundo y que forman parte de la OCDE.
Vale la pena que el Estado mexicano recapacite las reglas que promueve y la forma en que las aplica, pues la “revancha” de nuestro principal socio comercial y las de sus empresas será ruda. Ahora sí que el buleador será buleado. Cuidado, eso no nos conviene a México ni a sus empresas.
X: @JTejado

