Una reflexión del actor Tyrese Gibson se hizo viral en redes sociales. En un video publicado en Instagram, el actor se pregunta por qué sólo agradecemos a Dios públicamente cuando algo bueno ocurre —como ganar un Grammy o un Oscar—, pero vivimos en permanente contacto con el diablo, manifestado principalmente en la violencia.Y es que pareciera que la violencia está no solo normalizada, sino de moda. Las series y las películas que vemos, la música que escuchamos, están cargadas de incitaciones a la violencia y a la agresión.

De acuerdo a las estadísticas de Spotify, entre las canciones de moda hay algunas con letras que hacen una clara incitación a la violencia, que normalizan hacer menos al otro, que hipersexualizan las relaciones.También es común ver que una respuesta violenta llega incluso a ser aplaudida, especialmente en las redes sociales. Ese es el entorno en el que los niños y adolescentes de hoy están creciendo.El problema es que la violencia sólo genera más violencia. En México, la prueba la tenemos en que estamos viviendo el sexenio más violento en la historia moderna, según datos del INEGI. Cada vez es más común ver noticias sobre agresiones, asesinatos y feminicidios.Las últimas dos semanas, tres noticias han acaparado la opinión pública: dos videos de golpizas brutales entre jóvenes y el feminicidio de Ana María, noticias en las que los jóvenes son tanto víctimas como perpetradores. ¿En qué sociedad están creciendo, de modo que la violencia parece ser normal?“La violencia extingue la esperanza de encontrar una solución justa a los problemas”, dijo el Papa Francisco en enero de este año.

Si queremos acabar con ella, el primer paso es el diálogo entre iguales, con pleno respeto a los derechos humanos y al Estado de Derecho. Ambos puntos le competen a las autoridades —y a nosotros, como ciudadanos, el exigir su cumplimiento—, pero el primero nos compete a todos.

La falta de escucha inevitablemente deriva en agresión. Por eso, el diálogo y el respeto surgen en las familias, en las comunidades: el verdadero antídoto para la violencia se encuentra aquí.¿Y en qué consiste la escucha activa? No me refiero al oír palabras, sino a una escucha desde el corazón, como la llama San Agustín. Escuchar para tener en mente siempre las necesidades del otro, no sólo las mías.El origen de esta ola de violencia es multifactorial y la solución no es simple. Pero comenzar con la escucha del corazón es un buen primer paso.

Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México

Contacto: @jlabastida

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