Cuando estalla un conflicto sociopolítico, las redes sociales se inundan de todo tipo de mensajes: unos queriendo imponer su visión del conflicto, otros que muestran odio y polarización, unos más que culpan a ciertos sectores, algunos que claman por ayuda, y otros que invitan a unirse a través de la oración.
Para muchas personas alejadas de la religión, parece extraño y poco realista pensar que unas palabras harían la diferencia en la guerra. Pero, como he mencionado en artículos anteriores, orar es el acto de amor más poderoso que podemos ofrecer las personas de fe. Con la oración pedimos consuelo y fortaleza cuando la realidad nos supera. Quienes somos creyentes, sabemos que la oración es capaz de cambiar al mundo, porque mostramos nuestra debilidad ante Dios que nos hace más fuertes.
Orar por la paz también implica volvernos conscientes del dolor y sufrimiento que aqueja a nuestro prójimo. Incluso volvernos conscientes de las injusticias y condenarlas. Como mencionó el Papa Francisco en el Ángelus del pasado 8 de septiembre: es necesario que se comprenda que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de muchos inocentes.
Con una oración por la paz, pedimos a Dios que ayude a quienes sufren de angustia, de desesperación, de un dolor que pareciera imposible de sanar. Y al orar nos unimos para hacernos partícipes de ese dolor, acompañamos y brindamos consuelo, aun a la distancia.
Pero orar por la paz también es hacer una contrapropuesta al sufrimiento. En palabras del cardenal Pierbattista Pizzaballa de Jerusalén, en un momento de dolor y consternación, no queremos que la muerte sea la única palabra que se escuche, por eso oramos por la paz.
“La oración por la paz, en este tiempo marcado por tantos conflictos y violencia, nos une aún más a todos, más allá de las diferencias, en el compromiso común por un mundo más fraterno”, asegura el Papa Francisco.
Y es que la paz inicia en nuestros corazones y se siembra a través de la oración constante. Porque es desde los corazones donde debemos erradicar las fronteras que dividen y enfrentan.
Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada dé México
Contacto: @jlabastida