Vivimos tiempos aciagos. Una corriente autoritaria, cada vez más agresiva, amenaza a todo aquel que se atreva a llevarle la contra al régimen. Hasta hace pocos años, la contienda política implicaba acuerdos o desacuerdos, pero había diálogo. Ese diálogo entre distintos para tratar de alcanzar pactos en los que nadie ganaba todo pero, tampoco, perdía todo, se llama hacer política. Este régimen optó por avasallar, por agandallar, por robar —material e institucionalmente— y por imponer su voluntad al costo que sea. Plata o plomo. Te doblas o te vendes. Pero no esperes hablar conmigo. Para eso tengo segundones que harán como que te escuchan, pero terminarán por ignorarte. Cierto, tienen los votos mas no la razón. Y esa mayoría calificada la alcanzaron gracias a la infame sobrerrepresentación que les obsequiaron las “autoridades” electorales. Como si fuera la mesa de un casino. Eso, en la Cámara de Diputados. En el Senado, bastaba sacar el revolver o la chequera. Y lograron los cuatro votos que les faltaban: del PRD, del PAN y de MC. Así, con esa manoseada mayoría calificada emprendieron la peor reforma posible: la elección de jueces, magistrados y ministros. Fue la captura del Poder Judicial. Y ésta se consumó por el voto de otro traidor, en la Corte. Por su cobardía y traición, no avanzó la Acción de Inconstitucionalidad que pudo haber evitado todo esto. Y, para rematar, vino la calificación de la elección en el INE. Marcador: 6-5, con argumentos lapidarios contra el megafraude del acordeón. Vergüenza nacional. Ahora, enfrentamos la censura, la mordaza, el espionaje, el “mírame y no me toques”, para todo tipo de servidores públicos. Van contra la libertad de expresión; la libre manifestación de las ideas; el derecho a la información; por ocultar datos de toda índole; contra las tecnologías de la información y comunicación; los servicios de radio y televisión, así como las telecomunicaciones. Y todo, en nombre del derecho de réplica, de los derechos de las audiencias, la seguridad nacional y para evitar el ciberasedio. De ahí que nos hemos dado a la tarea de lanzar un nuevo proyecto denominado #ProhibidoCallar, una plataforma que reunirá a voces de todos los ámbitos de la vida nacional, para hacer frente a esta andanada autoritaria que se manifiesta de múltiples maneras. La filosofía detrás del proyecto es que nadie tiene el derecho de obligarnos a guardar silencio; pero, de la misma manera, no podemos ni debemos quedarnos mudos o callados frente a acciones autoritarias, ilegales, abusivas, de intolerancia, irracionalidad, ignorancia o por prejuicios, dogmas y mentiras. No callar significa, también, actuar en el momento oportuno. Y eso incluye votar en las elecciones legítimas a las que se nos convoque (no como la judicial). Visiten nuestra página prohibidocallar.mx además de que nos encontrarán en otras plataformas digitales. Nos tienen que ver y sentir juntos. Ni nos callan ni nos callamos. Al final, se trata de valores de libertad. #ProhibidoCallar
Abogado. @jlozanoa