Eliseo Diego no dejaba de recordar que su madre convaleciente, cuando se disponía para la muerte, le anunció: “I afraid that all the king’s horses and all the king’s men couldn’t put Humpty together again”.
En esa remembranza de Humpty Dumpty y Lewis Carroll se cifra mucho más que una complicidad. Josefina de Diego refiere que los padres de Eliseo Diego, su padre, “fueron la habanera Berta Fernández-Cuervo Giberga y el asturiano Constante de Diego González”. Anota que su padre suprimía el “de” en la firma de sus libros. “Ambos eran grandes lectores y le proporcionaron, desde muy niño, la posibilidad de entrar en contacto con lo mejor de la literatura para niños y jóvenes de su época. Pero Eliseo tenía una ventaja sobre el resto de los demás niños: podía leer tanto en español como en inglés. Su madre había vivido durante los primeros 12 años de su vida en Nueva York, pues sus padres —los dos eran españoles— habían decidido emigrar a esa ciudad a finales del siglo XIX con motivo de la guerra entre Cuba y España. Cuando mi abuela regresó a Cuba conocía las dos lenguas, pero la de sus juegos infantiles, sus oraciones, la que le resultaba más íntima, era el inglés. Se dedicó a la enseñanza del idioma y llegó a ser la inspectora general de los Centros Especiales de Inglés de Cuba desde su fundación, en 1929, hasta 1959. Fue ella la que le enseñó inglés a su hijo y quien le transmitió el amor por las literaturas inglesa y norteamiracana”.
Traductora del inglés, Josefina de Diego ha publicado, entre otros textos, El reino del abuelo: la evocación de un lugar, Arroyo Naranjo, hecha de minucias literarias, de imágenes, de recuerdos recreados sugerentemente, que revela el entramado familiar y amistoso, y el devenir de un pueblo en un tiempo íntimo. Con admirable devoción filial y como una lectora certera y rigurosa se ha dedicado asimismo al orden de la biblioteca, los escritos, la correspondencia; aquello a lo que se alude como “papeles” de su padre, Eliseo Diego. Ha editado el libro póstumo escrito en vida (Musil dixit) En este reino frágil y, con la complicidad de Diego García Elío, el editor hacedor de El Equilibrista, uno de los cómplices esenciales de Eliseo Diego, ha publicado la reunión de sus libros de poesía, de sus cuentos, el conjunto de su prosa.
Recientemente, Josefina de Diego ha editado con Iván Pérez Carrión otro libro de su padre: Una conversación en la penumbra. A Conversation at Dusk, publicado por DGE/Equilibrista y el Centro de Enseñanza para Extranjeros de la UNAM. Se trata de un libro múltiple: es una antología bilingüe, un muestrario de la convivencia de Eliseo Diego con el idioma inglés y de versiones al inglés de poemas de Eliseo Diego.
Un pequeño volumen inagotable, Conversación con los difuntos, conjunta las traducciones de Eliseo Diego de escritores varios que escribieron en inglés. Esas traducciones acaso adolecen de que pueden parecer poemas de Eliseo Diego.
Entre las versiones al inglés de los poemas de Eliseo Diego que conforman Una conversación en la penumbra. A Conversation at Dusk, obviamente las que más curiosidad despiertan, las más reveladoras y sugerentes, son las que emprendió Eliseo Diego. No se trata de un rejuego, sino de una variación de poemas en otro idioma íntimo, de los indicios de otro poeta: Eliseo Diego, un poeta habanero que escribe en inglés.
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