Aún no sabemos del todo en qué consiste la 4T. Lo que podemos afirmar es que, en el mismo tono asumido por el presidente, la 5T radicará en separar el poder político del poder militar. Con independencia de las definiciones que encajen en la realidad --“No, no estamos militarizados”-- o --"Sí, México ha llegado a la militarización”-- las actividades civiles en manos de las fuerzas castrenses son inocultables y, en esa suerte de mensaje entre líneas, los militares declaran en tono político.

“Como mexicanos es necesario estar unidos en el proyecto de nación que está en marcha”, pronunció recientemente el titular de la Sedena. Desde lo comunicado por el general Cresencio Sandoval, y según el insistente dicho del presidente López Obrador, ¿son los militares quienes ejercen el apostolado que significa servir al pueblo?

Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio. Y bienaventurado el que no se escandaliza de mí… Lc 7, 22-23.

Y como las fuerzas armadas parecen no escandalizarse por realizar tareas de diversa índole (repartir medicinas, patrullar calles, construir carreteras, aeropuertos, trenes) un acuerdo en el Diario Oficial de la Federación publicado el lunes 22 de noviembre considera a las obras emblema del sexenio “como un asunto de seguridad nacional”.

Con 20 años dando nota todos los días, cabe preguntar, ¿el presidente no encuentra, más allá de la milicia, quienes lleven a la acción política las líneas de comunicación claras y sencillas, que ha repetido en cada uno de los municipios del país todo este tiempo, como “Austeridad republicana”, o “No quiero nada que tenga que ver con el culto a la personalidad”, o “Por el bien de todos, primero los pobres”?

Hechos concretos comunican que no, y que el declararse “obradorista” es un asunto de mera subsistencia política, porque de convicción por seguir la línea, las acciones dicen muy poco.

Cosa de sentarse a esperar otra manifestación del obradorismo por subsistencia, pero únicamente en semanas recientes encontramos que:

El extitular de la UIF celebró una boda fastuosa en Guatemala; ¿los invitados? Una buena cantidad de personajes que podrían formar parte de “la mafia del poder”, susceptibles de ser investigados por la institución que hasta ese día encabezaba.

La jefa de gobierno de la Ciudad de México publicó un artículo en The Economist, concedió una entrevista a El País semanal, y comió tacos de canasta en un acto “espontáneo”. Quizá los ciudadanos de la capital están de suerte, pues una funcionaria que lleva más de 20 años en el servicio público, a la que jamás se le había captado saludando siquiera a un chilango, se descubrió de pronto adepta de la dieta popular.

”No hay que satanizar porqué hay taxis aéreos. Alguien podrá tener la disposición presupuestaria de comprarse una Suburban, a alguien le podrá alcanzar para un Volkswagen y son muy sus recursos, que los utilice en lo que crea conveniente. Hay servicio de taxis aéreos y no es un pecado": Julio Menchaca Salazar, senador por Morena.

La madrugada del sábado 13 de noviembre, diputados morenistas cantaron “Las mañanitas” al presidente en el pleno de San Lázaro. Afiches, muñequitos y un pastel que consumieron a tarascadas entre “vivas” y el ya conocido “Es un honor estar con Obrador”. Culto a la personalidad, puro y duro.

Es así que estos entes políticos subsisten inmersos en la circunstancia que los determina. Dicen y aparecen en función del presidente, pero son y hacen desde lo que la inercia de la cultura política les dicta. Por ello es un asunto de honestidad intelectual situar y enfatizar que aquella práctica política que debería surgir de un proceso de transformación, denominada 4T, no tiene visos siquiera de estar en gestación.

No sorprende que al revisar la popularidad del mandatario, quede un titular: AMLO sí, los demás no. Es decir, percibimos solo al presidente en esa intención de comunicar que los políticos que lo acompañan son distintos a los que hemos conocido durante los recientes 20 o 25 años. ¿Qué ha cambiado para esa entelequia enunciada como “pueblo”? Recibir dinero, sin intermediarios. El resto es nebuloso, imposible de asir.

“La crítica contra el sistema no se concreta, no se cuestionan las opresiones desatadas por la clase en el poder. En cambio, brotan la autocompasión, el chantaje sentimental, el odio a lo desconocido. El poder acepta a los intelectuales solo si estos le entregan su poder crítico, esto es, si dejan de ser intelectuales. El ciudadano resentido acepta a los intelectuales solo si éstos se despojan de cualquier atributo significativo”. Carlos Monsiváis.

Si quien combatía el dinero corrupto, la jefa de gobierno de la capital y los legisladores, no ejercen el dogma obradorista, ¿qué elementos reposan en los militares para que ellos sí puedan llevar a cabo los postulados del presidente?

Hay más preguntas que respuestas, ni duda cabe. Finalizar con otra es lo conducente: ¿existe alguna condición objetiva que le permita a López Obrador concluir que quienes dirigen las Fuerzas Armadas tienen un pensamiento “obradorista”, o ellos también subsisten?

Consultor en El Instituto

Google News