En medio de las protestas y manifestaciones de grupos de agricultores organizados que demandan mejores condiciones para su actividad, para sus familias, que pasan por situaciones críticas empeoradas por el acoso del crimen organizado, el oficialismo activó el fast track legislativo para una nueva Ley de Aguas.
El agua es un recurso de primera importancia porque de él depende toda la actividad agrícola, y la situación hídrica nacional atraviesa por una difícil circunstancia; por lo tanto, la legislación tiene una importancia especial.
Sin embargo, nuevamente el oficialismo prefirió una reforma apresurada sin tomar en cuenta verdaderos reclamos y puntos sin los cuales, en la opinión del grupo legislativo de Movimiento Ciudadano en la Cámara de Diputados, no era justificado votar por ella.
Desde nuestra perspectiva, hay al menos cinco demandas que no se garantizan:
La obligación del gobierno a instalar sistemas de captación de lluvia; garantizar el acceso mínimo de 100 litros diarios de agua por persona; la obligación de que toda concesión, permiso o uso del agua presente una Manifestación de Impacto Ambiental, y que las empresas o industrias que contaminen el agua sean sancionadas, paguen el daño y se les pueda revocar su concesión.
Cada uno de estos puntos es de tal claridad en cuanto a su necesidad y repercusión en la vida de las personas, en la producción agrícola y en la conservación de un recurso natural valiosísimo como el agua, que de verdad no se entiende por qué el oficialismo se negó a incluirlos en la nueva Ley.
Lo que es más: el oficialismo realizó esta relevante acción legislativa sin escuchar de forma efectiva y suficiente al sector directamente afectado, el agrícola, y esto no se entiende cuando vemos cómo en estos días hay literalmente protestas de agricultores y hay reclamos por la inacción del gobierno federal.
Marchamos hacia una crisis hídrica nacional y, con toda la posibilidad de atajarla, el oficialismo ha preferido un “fast track” que resultó en una Ley de Aguas…al vapor.
¿Cómo justificar no hacer un trabajo legislativo que verdaderamente responda a las demandas hídricas del país y que establezca las previsiones y acciones de avanzada?
Es en este tipo de actos que el oficialismo legislativo se retrata más como un conjunto de intereses políticos que como una verdadera acción en pro de las personas en nuestro país. Desafortunadamente, cada vez es más frecuente este tipo de actitudes de “no ver ni oír” a otras voces. La realidad, a la que debemos prestar la atención debida, nos dice que en México 20 millones de personas no tienen agua; que una de cada cinco escuelas carece de agua, y que el 1% de los mexicanos acapara el 22% del agua.
Es de tal relevancia la manera como se afrontará el reto del agua y su manejo en nuestro país, que desde la perspectiva naranja tenemos la seguridad de que se trata de uno de los temas fundamentales para el México de hoy y del mañana.
Y en este asunto debemos tener muy claro que lo que hagamos hoy será oportuno, y lo que dejemos de hacer tendrá repercusiones nada positivas para nuestro país. De ese tamaño el reto, y de ese tamaño la oportunidad que el oficialismo ha dejado pasar, por el afán de ver todo según la ganancia política que resulte.
Desde la Bancada Naranja lamentamos la oportunidad perdida, pues la ley resultante se queda en el pasado, y no reconoce ni responde a lo que ya es una emergencia hídrica en nuestro país.
Coordinadora Grupo Parlamentario MC

