Al final, la ley se impuso y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó la decisión del Instituto Nacional Electoral de retirar las candidaturas de Raúl Morón Orozco y Félix Salgado Macedonio a los gobiernos de Michoacán y Guerrero, respectivamente.
De esta forma, Morena debe nombrar a personas candidatas sustitutas, pues el TEPJF fue la última instancia, muy a pesar de las quejas, lloriqueos y amenazas por parte sobre todo del ahora ex candidato Salgado Macedonio, quien sin embargo aún tiene pendientes con la justicia ya que no ha respondido ante ella por las denuncias de violación sexual en su contra.
¿Qué sigue en este episodio del proceso electoral? Que por lo menos se demuestre que la decisión de los magistrados (menos uno) puede ser un punto de inflexión, y la Cámara de Senadores a la que aún pertenece el guerrerense Salgado, le retire el fuero a efecto de que sea juzgado. Cero privilegios.
Sin embargo, vemos que se ha venido operando todo un andamiaje de defensa del presunto violador por parte de Morena y sus dirigentes, del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, que no ha dudado en refrendarle su apoyo, aún en contra del pensar de las mujeres de su partido y de colectivos femeninos de todo el país.
Está en el gobierno y su partido la decisión de dar paso a la justicia o insistir en sostener a una persona impresentable, en apostar por la impunidad.
Pero hay otro caso en el que el actuar del partido oficial y sus dirigentes ha quedado muy por debajo de lo que se espera de una institución democrática y apegada a los derechos humanos: la detención y denuncias en contra del diputado federal Saúl Huerta por abusos sexuales en contra de un menor de edad en un hotel de la Ciudad de México.
En este último caso, también escandaloso por ser una conducta indigna de un representante popular, de una persona, los legisladores de Morena quisieron hacer de todo para impedir que se le pusiera a disposición de la justicia. Incluso el propio diputado Huerta ha querido acusar a las víctimas (porque resultaron ser varios menores los que sufrieron sus abusos) de formar parte de un “ataque de los conservadores”. Qué falta de vergüenza la del morenista.
Más tardaron los de Morena en salir a defender a su legislador que la autoridad capitalina en demostrar con peritajes oficiales que sí hay abusos de por medio, y por lo tanto se anticipa que pedirá a la Cámara de Diputados poner a Huerta a disposición de la ley. ¿Seguirán defendiendo a este presunto abusador como siguen defendiendo al presunto violador Salgado Macedonio?
Morena y sus dirigentes han sacado lo peor de sí en esta defensa incomprensible. ¿Qué intereses o qué favores les deben? No se entiende por qué no llevar ante la justicia a delincuentes y a abusadores, no se entiende en una democracia y en un sistema de derechos humanos.
A menos que el pragmatismo electoral solo les dé para favorecer a quien les lleva votos, con los métodos que sean, aunque dañen a personas y quiebren la ley de todas las formas posibles.
Si se ratifica el patrón de conducta que han sostenido hasta ahora, poniéndose del lado de los abusadores y victimarios, despreciando e insultando a las víctimas, ignorando las evidentes violaciones a la dignidad humana, a las leyes y a la más elemental decencia, el régimen oficial demostraría que no le importan ni los derechos humanos, ni las personas. Solamente el poder. Y eso ya no es pragmatismo: es corrupción y complicidad criminal.