En la era digital se multiplican los constructores del silencio que buscan que las narraciones periodísticas se alejen cada vez más de objetivos de igualdad, participación y sustentabilidad. Así, cada día surgen nuevas formas de censurar a los medios de comunicación que tratan de acallar voces divergentes a la narrativa oficial.
Hoy la censura a los medios de comunicación evoluciona hacia formas más sofisticadas y menos visibles. Aparecen entonces distintas estrategias como el acoso judicial que utiliza demandas estratégicas para intimidar a periodistas y medios.
Un caso reciente de ello es el de Hernán Gómez Bruera, analista político y periodista, quien denunció que enfrentó demandas legales para impedir la publicación de su libro Ministro del Poder: un infiltrado en la 4T.
En las demandas estratégicas, conocidas como Strategic Lawsuits Against Public Participation (SLAPP), el 60 % de los afectados son periodistas y un tercio enfrenta exigencias económicas elevadas en casos judiciales abusivos. Organizaciones como Artículo 19 documentan un aumento en estos casos desde 2018 en México.
Emergen también la regulación de medios y redes sociales como herramientas de silencio y censura como la Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión, particularmente el artículo 109. Se trata de leyes que otorgan al gobierno facultades para controlar contenidos en plataformas digitales, radio y televisión.
Otra manera de censura es a través de los ataques en redes sociales. Son campañas de desprestigio, acoso digital y amenazas dirigidas a periodistas, muchas veces orquestadas por actores gubernamentales o grupos afines. Para ello se emplean granjas de bots o redes de cuentas automatizadas que manipulan la conversación en redes sociales. Funcionan mediante servidores que controlan miles de perfiles falsos, los cuales pueden replicar mensajes, generar tendencias artificiales y atacar a usuarios específicos
Un caso reciente es el de Ciro Gómez Leyva, quien fue blanco de campañas de desprestigio y amenazas en plataformas digitales. Asimismo, el periodista Calletano de Jesús Guerrero fue víctima de agresiones y amenazas antes de ser asesinado en enero de 2025. Otro caso se dio en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador cuando se filtraron los datos de 263 periodistas que cubrían “la Mañanera”.
La censura previa mediante el poder judicial es otra constructora del silencio. Se imponen medidas cautelares contra periodistas y medios por publicar información sobre corrupción y redes de poder, lo que representa un grave precedente para la libertad de prensa.
Ejemplifica esto la denuncia del medio Código Magenta, que acusó a la candidata a magistrada Tania Contreras López de intentar silenciarlos. Según el medio, la candidata exigió la eliminación de publicaciones en las que se le mencionaba y solicitó que no se le nombrara hasta después de la elección judicial.
Se trata de la misma persona que, mediante una demanda en el Instituto Electoral de Tamaulipas, hizo una exigencia similar al periodista Héctor de Mauleón y a EL UNIVERSAL.
Otro tipo de censura a los periodistas y medios de comunicación se establece mediante la manipulación de la publicidad oficial. DW, radiodifusión internacional, estima que en México más de la mitad del presupuesto gubernamental se destina sólo a 10 medios de comunicación.
La Inteligencia Artificial (IA), asimismo, influye en la libertad de expresión y el acceso a la información en México mediante la moderación automatizada de contenido, vigilancia digital, manipulación de la información y regulación ambigua. Gizmodo, weblog de tecnología, encontró distintos patrones de censura en chatbots de IA.
Pero entre todos estos constructores del silencio, el más efectivo es el autocontrol. Una autocensura que nadie reconoce… aún.