La Catedral de la ciudad de México es visitada diariamente por cientos de personas que se sorprenden por las características de su construcción, el rescate que en años recientes se hizo de la construcción o las diversas muestras de arte sacro que contiene. Sin embargo, la mayoría desconoce que bajos sus pies hay un lugar extraordinario: la Cripta de los arzobispos. Espacio que, siguiendo la tradición de enterrar a los clérigos en los sótanos de sus templos, fue construido por órdenes del arzobispo Luis María Martínez y Rodríguez, quien lo bendijo en 1954. Se encuentra debajo del altar o Retablo de los Reyes y junto a una zona de criptas particulares que alberga a más de diez mil personas conocida comolas catacumbas. Tiene la forma de un hemiciclo y, además, un gran valor histórico, ya que hospeda los restos de 41 sacerdotes que se desempeñaron como arzobispos de la ciudad de México, cargo que fray Juan de Zumárraga ocupó por primera vez en 1546.

Cripta de los arzobispos en la Catedral Metropolitana. Ciudad de México. (Procedencia:
https://www.hisour.com/)
Cripta de los arzobispos en la Catedral Metropolitana. Ciudad de México. (Procedencia: https://www.hisour.com/)

Al centro de la cripta se encuentra una escultura de Zumárraga, cuya base en una calavera de estilo mexica que, a manera de ofrenda, rinde homenaje a un hombre que fue defensor y educador de los indígenas durante los primeros años de la época colonial. Además, Zumárraga dio fe de un hecho trascendental para los católicos: la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego.

Detrás de la escultura se encuentra una cruz bizantina y en las paredes se encuentran los nichos con los restos de los demás arzobispos, todos adornados con bellos escudos heráldicos e inscripciones que muestran el orden y los años en que sus ocupantes desempeñaron este importante cargo. Así, el nicho número 35 le corresponde a Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, quien ejerció el cargo entre 1863 y 1891. Para quienes no son católicos practicantes, Labastida es conocido por haber sido un firme opositor del gobierno liberal de Benito Juárez.

Hay muchas cosas que apreciar en este espacio, como una piedra de sacrificios prehispánica, el techo recubierto de oro o los catafalcos o pudrideros, gavetas en las que cuando un arzobispo muere se depositan sus restos; permaneciendo ahí durante un largo periodo (que puede ser de 20 años), para luego ser exhumados y trasladados al nicho que le corresponde.

Hay muchas otras cosas que apreciar, tanto en este espacio como en el resto de la Catedral de la ciudad de México, así que vale la pena dedicarle un día en estas vacaciones o el fin de semana. Además, el centro de la ciudad es un lugar delicioso, lleno de historias, museos y vida que vale la pena conocer.

Facebook: Iván Lópezgallo

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