La inseguridad es la principal preocupación en México, y reducir los homicidios es la demanda más urgente de la sociedad. Diversas encuestas recientes revelan que hasta 4 de cada 10 mexicanos consideran que este tema debe ser la prioridad del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Si bien el sexenio del presidente Andrés Manuel logró una disminución del 24.8% en los delitos de fuero federal, dentro de los delitos que generan en la población la percepción de inseguridad el homicidio doloso, más que cualquier otro delito, impacta profundamente en la población. No sólo destruye vidas y familias, sino que genera alarma social, erosiona la paz y mina la confianza en las autoridades. En México, hablar de inseguridad es casi sinónimo de hablar de homicidios.
Ante esta realidad, surge la pregunta: ¿debe la presidenta continuar con la estrategia de seguridad implementada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador o adoptar un nuevo enfoque?
Para muchos opositores del expresidente, parece que los grupos del crimen organizado aparecieron de repente en México al inicio de su mandato el 1 de diciembre de 2018, como si hubieran surgido por generación espontánea. Ignoran que estas organizaciones ya tenían estructuras jerárquicas y vínculos con grupos criminales internacionales desde mucho antes. Con esta idea, sostienen —en una falacia ad hominem— que su estrategia fue un fracaso total y exigen a la presidenta Claudia que se aleje de ella. Además, le piden que deje de hacer referencia a los sexenios prianistas que la precedieron, argumentando que no es válido culpar al pasado y que debe mirar sólo hacia adelante.
Sin embargo, los datos objetivos demuestran que la estrategia de López Obrador fue efectiva y confirmó su tesis de que la mejor forma de combatir la delincuencia es atendiendo sus causas, porque no se puede combatir la violencia con más violencia, como lo demostró la absurda y mortal “guerra contra el narco” que inició Felipe Calderón, que ensangrentó al país, fortaleció al crimen organizado e incrementó de forma exponencial y generalizada la violencia.
Para demostrar los resultados positivos de la estrategia de seguridad del expresidente López Obrador, recordemos que la "inercia" es la tendencia de las cosas a resistir cambios en su movimiento. Para ilustrar, según la primera ley de Newton, cuanto mayor es algo, mayor es su inercia y más difícil es modificar su trayectoria. Bajo esta lógica, el incremento de homicidios dolosos fortalece la tendencia a que sigan aumentando; es decir, mientras más homicidios hay, más difícil es reducir su número.
En el primer año de Calderón, se registraron 8,867 homicidios. Al finalizar su sexenio, la cifra aumentó a 25,967, un incremento del 192%. Su sucesor, Enrique Peña Nieto, comenzó con 23,063 homicidios y terminó con 36,685, un aumento del 59%. En conjunto, en dos sexenios, los homicidios aumentaron más del 313%, con una tendencia anual al alza del 26%.
Bajo esta tendencia, en el primer año de López Obrador se habrían esperado 46,211 homicidios. Sin embargo, se registraron 36,661, un 20.6% menos de lo proyectado, demostrando que su estrategia rompió la inercia ascendente.
Si Peña Nieto concluyó con 36,685 homicidios y se estima que 2024 cierre con aproximadamente 27,600, esto representa una disminución del 24% respecto al último año de Peña.
No sólo se rompió la tendencia al alza de los homicidios, sino que la estrategia del presidente Andrés Manuel ha generado una disminución exponencial que implica un 4% menos con respecto al año anterior. De 2020 a 2021, los homicidios bajaron de 36,773 a 35,700, una reducción de 2.9%; de 2021 a 2022, de 35,700 a 33,287, disminuyendo un 6.7%; y de 2022 a 2023, de 33,287 a 29,654, un 10.9% menos. Si promediamos estas disminuciones, se espera que este año la reducción sea de al menos 6.8% respecto a 2023, es decir, alrededor de 27,600 homicidios en 2024.
Los datos anteriores sugirieren que la presidenta Claudia acierta al continuar con las premisas de la estrategia de seguridad del sexenio anterior. Las mejoras que ha propuesto sin duda acelerarán la tendencia a la baja de los homicidios que tanto anhela la sociedad mexicana.