En 15 semanas se celebrarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos (EU). A medida que nos acerquemos a esa fecha, algunos conservadores intensificarán su retórica de odio contra los migrantes, alimentando prejuicios para justificar sus propuestas. Las injurias y descalificaciones alcanzarán a nuestro pueblo y a las autoridades mexicanas. Entender que muchas de estas actitudes son parte del espectáculo político estadounidense, de la simulación y del fervor electoral, es esencial para emitir respuestas prudentes y alineadas con la realidad que une a ambos países. Como enseña el antiguo proverbio: "La respuesta suave apaga la ira; mas la palabra áspera aumenta el furor".

El Partido Demócrata atraviesa una crisis. El domingo pasado, el presidente Joe Biden anunció que no aceptaría la candidatura a la presidencia por ese partido y que respaldaba a la vicepresidenta Kamala Harris para que sea la candidata. La renuncia a la candidatura se da en un contexto en donde Donald Trump se ha visto muy fortalecido. Primero, por el estado de salud del Presidente Biden, que ha sido duramente cuestionado por republicanos y demócratas por igual. Algunas acciones desconcertantes del presidente llamaron la atención en varios videos y entrevistas; recientemente, olvidó el nombre del secretario de Defensa, Lloyd Austin, un afroamericano al que se refirió como el “hombre negro”. Los focos rojos se encendieron en el Partido Demócrata el día del debate con Trump. Biden reconoció que fue un “mal episodio” y que se sentía terrible. En un momento del debate, Trump se burló de Biden diciendo: “La verdad no sé qué dijo al final de esta frase y creo que él tampoco sabe qué dijo”.

La crisis de los demócratas alcanzó su máximo esplendor la semana pasada, después del intento de un joven de 20 años de asesinar al presidente Trump. Al actuar del Servicio Secreto y su incapacidad de evitar el atentado, se sumó la capacidad de Trump de canalizar el ánimo de sus seguidores antes, durante y después de la Convención Nacional Republicana, en la que aceptó formalmente su candidatura a la presidencia.

El tono reflexivo con que inició Trump su discurso en la convención fue cambiando a medida que retomaba los temas que forman parte medular de su propuesta. Al hablar de migración, indicó que existe una “crisis de migración ilegal”, que calificó como una “invasión masiva” en la frontera sur de EU, que ha extendido la miseria, el crimen, la pobreza, la enfermedad y la destrucción a comunidades de ese país.

Kamala Harris deberá esperar hasta después del 19 de agosto para recibir su candidatura y designar a quien la acompañará a la vicepresidencia, lo cual le dejará muy poco tiempo para crecer en campaña. También, muchos donantes que habían contribuido a la campaña de Biden ahora se preguntan cómo se destinarán ahora esos recursos a Harris, lo que genera incertidumbre. Por lo tanto, hay muchos elementos para afirmar que Donald Trump tiene amplias posibilidades de convertirse en el 47º presidente de EU. Procesar adecuadamente su candidatura y eventual victoria es importante para el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y el próximo de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo.

Contrario a la imagen que algunos conservadores pretenden generar de nuestro país, México es un aliado estratégico para los EU. El nacionalismo superficial y la soberbia de algunos republicanos no es la vía para mantener a los EU como protagonistas en la escena internacional. Las manifestaciones sin sentido en contra del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, o los ataques hacia las autoridades mexicanas no sirven para contrarrestar el crecimiento económico de China ni detendrán su influencia cada vez mayor en la región.

Las autoridades mexicanas no deben perderse en el ruido estridente del discurso electoral; debemos recordar siempre que en EU viven 40 millones de hispanos de origen mexicano reconocidos por la Oficina del Censo de ese país, aunque la cantidad podría ascender a los 70 millones, según declaraciones “off the record” de algunas autoridades americanas. Esas personas son parte del vínculo indestructible que une a México con los EU. Los intercambios en materia comercial, cultural, educativa, científica, deportiva y turística, así como la colaboración en materia de migración, seguridad, medio ambiente y salud, son sólo una manifestación de ese vínculo que se teje día con día en las casas, calles, trabajos, plazas públicas. Aunque algunas autoridades piensan erróneamente que estos temas son los que mantienen la relación entre ambos países, son las personas y no los gobiernos quienes nos unen. Son las personas quienes construyen prosperidad y desarrollo compartido, no los políticos con discursos incendiarios que los esgrimen para alcanzar la victoria electoral.

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