La exclusión de México como país socio en FITUR, la feria turística más importante de hispanoamérica, no es resultado de una crisis diplomática provocada por las recientes tensiones bilaterales entre nuestro país y España, como la Unión de Secretarios de Turismo de México (ASETUR) intenta hacer creer; es el resultado de una cadena de negligencia e irresponsabilidad de ASETUR, dirigida por Juan Enrique Suárez del Real secretario de Turismo de Nayarit, acompañadas por el exsecretario de turismo, Miguel Torruco Marqués, y el embajador de México en España, Quirino Ordaz, que fueron los artífices para no cumplir con el compromiso y pago por ser País Socio, dejando marcado a nuestro país como poco confiable para cumplir acuerdos y llevar a cabo negocios.

Para asegurar la posición de México como país socio en FITUR 2025, era necesario el pago de un millón de euros, compromiso que tanto la Secretaría de Turismo como ASETUR conocían desde que lo negociaron. Este pago, estipulado en la Carta Compromiso que firmaron en enero, debía concretarse con al menos seis meses de antelación, pasaron diez y no lo realizaron por la falta de figura legal para hacerlo. En lugar de solucionar el problema, Miguel Torruco y Juan Enrique Suárez del Real, desviaron la atención en julio pasado hacia la contratación de la empresa que gestionaría el pabellón, y las reuniones y espacios en el recinto como País Socio.

Euroamérica, una agencia muy seria y con reconocida trayectoria que acompañó a Torruco durante todo el sexenio en sus giras y realizó los Tianguis de Pueblos Mágicos, fue elegida para organizar el tema, reemplazando a CREA Turismo, empresa que desde el inicio del anterior sexenio había estado a cargo. La noticia de la elección de la agencia también se dio con bombo y platillo e hacieron creer a la industria que el proyecto seguía avanzando, complicando aún más la situación. México, no pudo cumplir con sus obligaciones y perdió su lugar para FITUR 2025, sentando un precedente negativo para la industria turística mexicana.

Ante esto hay que ser claros. Las tensas relaciones entre ambos países no fue siquiera un factor a considerar, y mucho menos determinante para cancelar la participación. La responsabilidad recae claramente en quienes debían gestionar los fondos y coordinar la participación de México de manera eficiente, y por su negligencia dejaron que el proceso se estrellara. ASETUR, en lugar de asumir la responsabilidad, ha intentado justificarse aprovechando la situación diplomática para desviar hacia allá la atención, estrategia mal implementada y cero profesional por su parte, que solo subraya su incapacidad para liderar y gestionar la situación.

Ante el caos heredado, Josefina Rodríguez Zamora, la nueva secretaria de Turismo, intervino para tratar de subsanar los errores del pasado. Con determinación y capacidad diplomática, inició la renegociación para que México cuenta con la postulación una vez más para ser considerado País Socio para FITUR 2026, y lo hizo para ese año ya que para el 2025 Torruco no dejó liquidez alguna que le permitiera rescatar a México y por consecuencia a ASETUR. Rodríguez busca restablecer la credibilidad de México asegurando que el país ahora sí cumplirá con el compromiso y requisitos financieros, tratando de recuperar el prestigio de nuestro país.

Sin embargo, el daño ya está hecho. La incapacidad de Torruco para gestionar adecuadamente el proyecto ha dejado a México en una posición vulnerable, y aunque Josefina Rodríguez está haciendo esfuerzos para recuperar el terreno perdido, la sombra de este fracaso impresentable sigue pesando sobre el país pues IFEMA, organizadora de FITUR, está evaluando con cautela si México es realmente un candidato viable para la edición de 2026, dada la falta de seriedad demostrada en los últimos meses.

La cancelación de México como país invitado en FITUR 2025 no es solo una vergüenza momentánea; es un reflejo de los problemas estructurales que afectan al sector turístico del país. La mala gestión, la desorganización, la frivolidad y la falta de visión de estos personajes han costado a México una oportunidad invaluable para destacar con seriedad en uno de los escenarios más importantes del turismo global en la primer gran feria mundial que hay anualmente.

Si México quiere recuperar su prestigio y volver a ser considerado como un socio confiable en eventos internacionales e inversión, deberá hacer un examen profundo de sus estructuras de gestión turística y asegurar que este tipo de fiascos no vuelvan a ocurrir. De lo contrario con este tipo de fiascos, seguirá perdiendo oportunidades valiosas y, lo que es peor, su reputación en el escenario global.

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