El programa “John y Sabina” que transmitía Canal Once los martes llegó a su fin. La razón: desencuentros entre sus conductores John Ackerman y Sabina Berman. Más allá del detalle novelesco de los acontecimientos, que tanto en redes sociales como en medios de comunicación se han ventilado, en mi opinión resulta pertinente hacer a un lado las filias y fobias que cada quien pueda tener por uno u otro personaje y poner en la mesa dos temas que ameritan mayor análisis.
1. El papel del Canal Once. Me parece bochornoso que en un medio público del nivel de Canal Once, los desencuentros entre colaboradores hayan tenido que ser ventilados al aire. Más allá de la libertad de expresión, que desde luego admite casi cualquier cosa, la contención de los directivos del Once estuvo ausente, es decir, lo mejor es que se hubieran arreglado los problemas fuera del aire. Es como si en una reunión de ventas en una empresa, dos empleados se pelearan frente al cliente discutiendo quién de ellos tiene la facultad de hacer tal o cual cosa. Canal Once debe revisar esto, fue bastante chafa para un medio de su nivel.
2. ¿Violencia de género? Correré el riesgo de ser criticada. No afirmo ni niego que algún tema de género pueda estar involucrado. Sólo me preocupa la tentación de encuadrar toda confrontación entre un hombre y una mujer en problemas de género, sugiero que antes de hacerlo reflexionemos más sobre cada caso, y lo digo en aras de mantener la lucha de género fuerte. ¿Ackerman hubiera actuado igual con Sabino que con Sabina? ¿Estaba Berman en una situación de desequilibrio, desigualdad o vulnerabilidad frente a su co-conductor por su condición de mujer? Si John es maleducado con todos, al serlo con una mujer, ¿eso se convierte en violencia de género? No lo sé. Y no creo que John actuara bien, simplemente pienso que antes de colocar cualquier confrontación entre hombres y mujeres como un problema de machismo o violencia de género, debemos recapacitar un poco más, de lo contrario corremos el riesgo de banalizar la lucha.
Radio educación y los medios públicos. Hace días, Ernesto Villanueva publicó en la revista Proceso (número 2297 del 8 de noviembre de 2020), su visión de la situación que vive Radio Eduación —en dónde tengo un espacio todos los viernes—. Vale la pena leer la réplica de Gabriel Sosa Plata, su director, en la que responde varias de las “inquietudes” de Villanueva (por el momento la réplica se puede consultar en la cuenta de Twitter de Sosa Plata @telecomymedios, esperemos que la publique Proceso en su próximo número), en ella menciona que Radio Educación es la institución de radio que más recursos recibe por número de emisoras que opera. Además, Radio Educación es una institución multiplataforma que incluye internet.
Ahora bien, más allá del tema específico de Radio Educación que, entre otros, entraña añejos asuntos con su sindicato, creo que el verdadero foco debe estar en los problemas que enfrentan en general los medios públicos. Usted, Ernesto, Gabriel y yo, debemos centrar nuestra atención y preocupación en el retroceso que implica el recorte en el presupuesto 2021 a todos los medios públicos con excepción del SPR. Los diputados NO hicieron el trabajo quirúrgico que debían para distribuir los recursos entre todos los medios públicos, sólo favorecieron al SPR, ¿dónde quedan las necesidades de infraestructura básica del resto? ¿dónde la BBC que nos prometieron? ¿dónde las acciones y coordinación para evitar episodios tan bochornosos como el de John y Sabina? Habrá que esperar otro año, por lo pronto, las promesas se desvanecen.
*Presidenta de Observatel y comentarista de Radio Educación. Este artículo refleja la posición personal de la autora.