La investigación sobre jóvenes en entornos urbanos o "tribus urbanas" en México comenzó a tener una gran relevancia académica y documental de rigor científico y en artículos de difusión desde principios de la década de los noventa. Los enfoques teóricos sociológicos y antropológicos nos han dado luz para diferentes interpretaciones sobre el tema en la construcción socio espacial, o como una herramienta para el análisis estético. Sin embargo, considero que hay una parte inexplorada que se puede retomar en el campo científico sobre las fuentes orales vivas, la zona que abarca el de "hablar sobre tu vida". (Garay, 2013).
En este campo, el trabajo realizado por José Manuel Valenzuela Arce “Bienvenidos amigos a Tijuana: Graffiti en la frontera” (2012) trabajo en el que recoge ocho testimonios y más de cien fotografías de escritores de la frontera norte de México, considero es de gran relevancia porque es un primer acercamiento a los actores sociales en esta disciplina y da pauta para el acoplamiento con más y mejores herramientas de trabajo en la investigación social como el de la historia del tiempo presente. Muchos de los esfuerzos en estudios contemporáneos están abriendo la posibilidad de construir conocimiento a través de fuentes orales vivas. Las oportunidades que puede generar los testimonios orales de los actores sociales que intervienen en la cultura son muy amplias y fértiles, en principio porque esta técnica metodológica comparte universos de distintas disciplinas sociales para la interpretación del pasado de actores sociales en vida.
El grafiti que llegó a México a principios de los ochenta ha experimentado diversos cambios de los que se puede subrayar el principal: la fusión con el arte urbano. Las y los creadores de arte urbano y mural en la ciudad de México han logrado intervenir en mayores espacios en la actualidad. Hasta después de la segunda parte de los 2000 la práctica tanto del grafiti de gran formato como la intervención de arte urbano se mantuvieron a la sombra de las autoridades capitalinas. El boom internacional en las grandes ciudades europeas, tuvieron importantes repercusiones en Latinoamérica, las grandes marcas deportivas se sumaron a la participación en los circuitos de grafiti que ya estaban bien trazados y definidos por los primeros autores del arte callejero.
El espacio publico de la ciudad de México está tapizado de tags, “bomba mata tag, pieza mata bomba” es el viejo dicho que todavía predomina en muchos crews de grafiti que intervienen las calles en la madrugada, a la vieja usanza, a hurtadillas, pero también hay proyectos monumentales, donde las estas grandes marcas e instituciones de gobierno generan un modelo colaborativo de gestión en el que involucran también a los lugareños donde se va a realizar la pieza. Solamente una de las marcas de pinturas que actualmente patrocina estos grandes proyectos, utiliza un esquema de investigación antropológica y social de las comunidades. Por su parte, las instituciones movilizan los recursos de permisos, limpia, seguridad y alumbrado necesarios para la realización.
Da la impresión, que este tipo de manifestaciones culturales, de la plástica realizada en el espacio público tiene una relación directa con las instituciones culturales de la ciudad de México. No obstante, la realidad es que las instituciones no conocen a sus artistas plásticos. Pese a que por ley debería haber un catálogo de “creadores”, supongamos de música, artes plásticas, artes dramáticas, danza, letras y arquitectura, en las direcciones de cultura por alcaldía solamente hay directorios telefónicos en el mejor de los casos. No hay un interés manifiesto para pulir esos catálogos, conocer verdaderamente que están construyendo estos actores sociales, que hay creadores con más de treinta años de experiencia en el rubro, con licenciatura y muchos con maestría en artes, en escuelas nacionales y extranjeras y que han participado en bienales de arte, o con experiencia de realización en países y ciudades como Rusia, España, Alemania, Turquía, Nueva York, Los Ángeles, Colombia, Costa Rica, Argentina.
En lo personal, adentrarse en el trabajo de las y los artistas plásticos a través de la historia oral ha sido todo un aprendizaje. Son personajes que quieren mostrarse, compartir sus experiencias, sus búsquedas permanentes y motivaciones, se anclan en su realidad como: i) actores de cambio social, ii) reinterpretes de la cultura, iii) innovadores en el terreno cultural nacional e internacional, iv) como democratizadores del arte, v) creadores de procesos colaborativos y autónomos, vi) también hay brecha de género. Los muros que están creando tienen vida y con ello modificando la vida de las propias ciudades haciéndolas orgánicas, han logrado combinar distintas escuelas tradicionales con las técnicas callejeras y en distintos periodos históricos.
En los testimonios orales de las y los creadores de arte del espacio público, descubrí que son intérpretes y relatores de su realidad, que a lo largo de su trayectoria han desarrollado redes de lealtad y colaboración, elementos de mucha importancia en el esquema de la gobernanza. Este método de investigación puede ser utilizado en otros rubros de la cultura, y siendo su objetivo central ampliar el espectro cognitivo sobre un problema o hecho concreto. Incluso se puede tomar como instrumento de injerencia para las políticas culturales actuales o como manual informativo para funcionarios públicos que busquen profundizar en el conocimiento de aquellos quienes están representando la cultura de facto o bien como medio de información al público en general, como medio de transparencia y de rendición de cuentas. Las ideas en retrospectiva de los actores sociales sin duda, nos conducen a los cómos y porqués de la realización del arte en si misma.
Resumen curricular
Politóloga y Maestra en Gobierno y Asuntos Públicos por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Explora las líneas de investigación de espacio público, ciudadanía e instituciones de gobiernos locales. Sus publicaciones “El grafiti, un nuevo muralismo” y “Nuevos muralistas exhiben el coraje del personal de salud” en la Revista Bicentenario, del Instituto Mora, son resultado del acercamiento a los actores sociales contemporáneos en cultura a través de la historia oral.
@institutomora