Por Citlali Ayala Martínez

La digitalización llegó a nuestras vidas para quedarse en distintos ámbitos de la vida cotidiana, incluyendo lo laboral, lo gubernamental, lo comercial y lo privado. El desarrollo en su amplia concepción también ha incorporado procesos de digitalización que incluyen la generación de bienes y servicios cada día más presentes en nuestro día a día.

La agricultura y las áreas tradicionales del desarrollo, como son además la educación y la salud, también están integrando métodos e instrumentos digitales para agilizar procesos y productos, no obstante, la discusión pendiente de garantizar el acceso a ellos y tener las capacidades para su utilización.

Entre los aspectos más relevantes para hacer el mejor uso de la digitalización en el desarrollo se pueden mencionar el mapeo de necesidades de conocimientos y datos a nivel local y regional; la capacitación eficaz en materia de gestión del conocimiento con habilidades digitales; el desarrollo de un marco legal e institucional apropiado para la digitalización en diversos ámbitos; el financiamiento de iniciativas a largo plazo, y, lograr el compromiso del sector privado y diferentes alianzas en proyectos y acciones de digitalización.

Cuando hablamos de desarrollo sostenible y de la Agenda 2030, es cada vez más necesario hablar de digitalización y de cómo dicha agenda ha dejado fuera gran parte del tema, ya sea su contribución, o los retos que implica.

En los últimos cuatro años se ha desplegado una serie de estrategias locales y regionales tanto en países de América Latina como de África, en que se ha promovido el cambio tecnológico en las pequeñas y medianas empresas agrícolas y agroindustriales a través de la utilización de drones. Actividades como riego, observación, siembra, monitoreo, y teledetección, entre otras, ya se realizan con el apoyo de drones. Esto ha significado el surgimiento de soluciones para la agricultura de precisión, así como la coordinación entre actores para la capacitación y el acompañamiento de esos procesos de digitalización.

Se encuentran ejemplos dignos de estudiar en Guatemala, El Salvador, Brasil, Argentina, así como en Malawi, Tanzania y Sudáfrica. Todo ello ha cambiado la infraestructura y las condiciones básicas para la agricultura, demostrando el papel de las tecnologías digitales avanzadas en la transformación productiva. De este modo, nos encontramos hablando de agricultura digital, de cooperación digital, y de desarrollo informacional, donde los datos de precisión y las alianzas público-privadas se hacen más necesarias y presentes.

En diferentes latitudes, los drones están demostrando ser productos de transformación para el desarrollo al contribuir en acciones como la recolección e intercambio de datos sobre problemas específico de salud y de agricultura; proveer imágenes de geolocalización; prevenir enfermedades infecciosas y mejorar la preparación frente a emergencias; así como la entrega de insumos médicos para realizar análisis predictivos. Entonces, sí podemos hablar de drones para el desarrollo, no obstante, esto evidencia la necesidad de debates más profundos como la gestión del conocimiento, el desarrollo inclusivo, el respeto a la privacidad y la protección de los derechos humanos.

El vínculo entre conocimiento y desarrollo necesita ser discutido bajo las condiciones tan particulares que nos presenta la digitalización, sobre todo si se busca sacar el mejor provecho de ésta en soluciones de desarrollo. Esto incluye desarrollo de capacidades digitales e iniciativas público-privadas con especial atención a su financiamiento y a su sostenibilidad. Lo mismo para la salud que para la educación o la seguridad alimentaria.

Queda claro que no habrá sostenibilidad sin iniciativas de digitalización para el desarrollo mientras el conocimiento y la cooperación no estén disponibles para diferentes grupos poblacionales, ni se tenga un enfoque verdaderamente incluyente. Esto requiere de esquemas participativos, el involucramiento de sociedad civil, academia, gobiernos locales, empresas y MiPymes.

La cooperación internacional para el desarrollo ha evolucionado y necesita integrar la digitalización, ya sea como una dimensión transversal en programas y proyectos, o bien, como un criterio de innovación en las modalidades tradicionales. Se hace imperante innovar desde la cooperación a través de metodologías de trabajo, evaluación y gestión, así como en bienes y servicios con la dimensión digital.

Por último, el paradigma del desarrollo amerita una narrativa que observe e incluya la digitalización, sus bienes y servicios, más allá de la información, considerando las asimetrías entre los países, al interior de ellos, así como el (des)balance de poder de quienes poseen los medios de la digitalización. El mundo en desarrollo se ve distinto con las posibilidades de la digitalización. No dejemos de observar.

Citlali Ayala Martínez es profesora-investigadora del Instituto Mora desde 2002. Es internacionalista por la UNAM y maestra en Cooperación Internacional Unión Europea-América Latina por el Instituto Mora. Es candidata a doctora en Ciencia Po­lítica por la Universidad Técnica de Darmstadt, Alemania, y egresada del programa Managing Global Governance, del Instituto Alemán de Desarrollo (German Development Institute) en Bonn. Sus áreas de investigación son la cooperación Sur-Sur y triangular, cooperación en educación superior, Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y digitalización vinculada a desarrollo. Es coordinadora del diplomado en Cooperación Internacional para el Desarrollo y sus Instrumentos de Gestión, impartido en el Instituto Mora desde 2010, así como de la colección editorial Cuadernos de Cooperación Internacional y Desarrollo. Ha realizado consultoría para organizaciones como GIZ, AMEXCID y Oxfam, entre otros.

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