Erik Del Angel Landeros
A lo largo de la historia de las relaciones internacionales de México, Centroamérica ha sido un punto de tensión entre nuestro país y Estados Unidos de América (EUA) debido a la influencia que ambos países han querido ejercer sobre esa región. En la medida en que la política exterior de México ha sido más autónoma respecto a su vecino del norte, ha tratado de implementar una mayor hegemonía en Centroamérica . Por ejemplo, en el porfiriato se intentó por primera vez ejercer una política de influencia en Centroamérica (sin contar los inicios del siglo XIX). Durante ese periodo, América Central vivió intensos conflictos armados, deposiciones de mandatarios mediante golpes, algunos de ellos respaldados por EUA. Este último país y México fueron activos en sus mediaciones para buscar la paz. En 1906, Díaz y Roosevelt unieron fuerzas para tratar de lograr una paz duradera en la región, pero EUA pensó que México se plegaría a su directriz, cuestión que no ocurrió. México rechazaba una mediación en la que se interviniera en los asuntos internos de los países, lo cual provocó un enfrentamiento entre ambas naciones. En otro capítulo, EUA amenazó al presidente nicaragüense, Manuel Zelaya, de intervenir el país sino abandonaba el poder. Ante una inminente ocupación, Díaz envió un buque para rescatar al mandatario y lo asiló en el país, lo que ocasionó otro choque con Washington.
El triángulo Centroamérica-México-EUA ha tenido quizá sus momentos más recordados en el siglo XX, en el que nuestro país respaldó de alguna manera al Frente Democrático Revolucionario y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador; y al Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua, entre muchos otros sucesos. Lo cual opuso a México y EUA. A finales del siglo pasado, México logró un avance significativo en la pacificación centroamericana, mediante la creación del Grupo Contadora, reafirmando su influencia con sus vecinos del sur y ganándose el reconocimiento de Latinoamérica.
Sin embargo, la situación actual en Centroamérica y la forma en que se sostienen las relaciones internacionales han cambiado. A pesar de que sigue habiendo violencia en la región, el principal lastre es la pobreza, desigualdad y marginación. Por lo que, el mecanismo más eficaz para ejercer influencia en América Central hoy en día es la cooperación internacional y la asistencia material. Aunque México nunca ha renunciado a su papel activo en esta parte del continente, sí ha cedido la iniciativa a EUA y otros países debido a su cambio de política exterior, en la cual apostó a la integración comercial con la Unión Americana.
No obstante, la situación en México también ha cambiado, el Gobierno actual ha redefinido su política exterior, tratando de regresar a la llamada época dorada de la diplomacia . La actual Administración hace esfuerzos colosales por tratar de mantener una independencia decorosa respecto a EUA, aunque la asimetría en capacidades ha provocado que México tenga que ceder en algunos rubros ante Washington . El Gobierno también ha dado un giro al enfoque de lucha contra la pobreza y la desigualdad. Estos dos factores han propiciado que nuestro país sostenga una nueva estrategia en Centroamérica, autónoma de EUA y en la que traslada sus políticas públicas a El Salvador, Honduras y Guatemala para tratar de contribuir a la solución estructural de sus problemas de desarrollo social.
Este nuevo intento de México para ser el primer actor internacional en Centroamérica no se centra en el discurso, descansa mayormente en un ambicioso proyecto de cooperación para el desarrollo: el Plan de Desarrollo Integral (PDI) para los países del triángulo norte de Centroamérica, que consiste en transferir la experiencia mexicana del Programa “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” a estos países. Para lo cual se aplica un presupuesto de 30 millones de dólares para cada nación, procedentes del Fondo Yucatán, mismo que pasó de ser administrado por Hacienda a ser controlado por Relaciones Exteriores. La inversión anterior busca crear 20 mil empleos en cada uno de los países.
Para aquilatar el peso de este proyecto, se puede señalar que México destinará 90 millones de dólares a estos tres países; mientras que EUA, durante toda la Iniciativa Mérida ha inyectado 65 millones de dólares a Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Haití y República Dominicana. El Proyecto Mesoamérica, que es y ha sido el programa permanente de cooperación de México a Centroamérica, desde su creación en 2012 y hasta junio de 2019, ha apoyado 17 proyectos en 12 países, con un monto total de 134.7 millones de dólares. El peso económico del actual apoyo a Centroamérica es claro, a tal grado que los países de la región se han mantenido casi inmutados ante el maltrato que sus migrantes han recibido en territorio nacional.
El Gobierno de López Obrador , de la mano del canciller Ebrard , ha logrado ser punta de lanza en la cooperación hacia América Central, ganando la partida hegemónica a EUA. Propiciando un contrapeso a aquel país y asegurando el apoyo de esta región en diversos organismos y mecanismos regionales e internacionales. Una muestra de lo anterior son los eventos de alto nivel que esta semana se realizaron en la capital: la Tercera Reunión de la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de ALyC y el XI Foro Ministerial para el Desarrollo en ALyC, organizados por el PNUD y la CEPAL. Este nuevo enfoque mexicano ha logrado recuperar el reconocimiento del subcontinente a nuestro país, por ello es muy posible que México logre obtener la presidencia pro tempore 2020 de la CELAC y traiga dicha cumbre.
No solamente, la nueva política exterior mexicana ha logrado ponerse al frente de EUA en América Central, está tratando de que dicho país se pliegue a su estrategia, volviéndolo corresponsable de la situación en dicha región. Ebrard ha insistido ante Washington que aporte financiamiento al PDI. En marzo, Jared Kushner aceptó la idea de que EUA invierta 10 mil millones de dólares. Sin embargo, EUA no ha dado el paso adelante, mientras el canciller redobla su solicitud a la Casa Blanca, ahora respaldándose en la disminución de los flujos migratorios hacia el norte que se han logrado.
Por último, en México el PDI ha recibido críticas al considerarse que esa inversión sería más provechosa en el país; sin duda es muy difícil que las acciones de cooperación internacional mexicanas sean populares para el gran público local. Tal vez, el Gobierno también podría explicar de alguna manera que además de las razones humanitarias y de seguridad, el apoyo a Centroamérica también significa asumir un nuevo liderazgo regional que posibilite una mayor oposición y autonomía a las medidas estadunidenses que son nocivas para el país.
Licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM, donde fue Consejero Universitario, y maestro en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto Mora. Su tesis de maestría fue reconocida en el Premio Genaro Estrada 2012. Cuenta con estudios en la Universidad de Texas y con el Diplomado Líderes Progresistas por la Fundación Friedrich Ebert. Se ha desempeñado en el sector público y académico. Actualmente es profesor en la carrera de Relaciones Internacionales, en la UNAM y realiza el Doctorado en Historia por la UNAM.
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