No está mal dicho, vuelve a leer: Un narcisista nunca te perdonará por lo que te hizo. Parece una contradicción, ¿verdad? Pero para aquellos que hemos sido atrapados por las garras de una persona narcisista, sabemos que es la dolorosa verdad.
El psicópata narcisista es un maestro del disfraz, un actor que puede posar como un sol brillante en un hermoso cielo azul, pero en su interior es un gélido océano incapaz de sentir el calor de la empatía, ya que no siente culpa por sus actos.
En mi libro mujerÓN los describo como “hombres lobo” disfrazados de corderos, porque… Al principio te hacen vivir un cuento de hadas, pero no contabas con su maldad. Son personas que logran camuflarse bien en la sociedad, incluso llegan a ser simpáticos y encantadores, mientras su crueldad permanece oculta hasta que te enfrentas cara a cara con la monstruosidad de su alma.
A diferencia de los sociópatas como el “Guasón” o “Hannibal Lecter”, quienes, a pesar de carecer de empatía, sí pueden formar conexiones emocionales distorsionadas, el o la psicópata narcisista no sabe lo que es el afecto, simplemente usa a las personas. Son expertos manipuladores, como serpientes en la oscuridad, capaces de encantar a todos, excepto a su “suministro”, que es la persona empática de la relación, a quien exprimirá hasta dejarla vacía.
¿Por qué las víctimas de un narcisista, no lo vimos antes? ¿Por qué no nos alejamos cuando todavía teníamos la oportunidad? La respuesta es sencilla: no podíamos.
Durante mucho tiempo, el o la narcisista destruyó nuestra seguridad y autoestima, haciéndonos creer que éramos responsables de sus abusos e incluso nos convenció, de que nuestro valor dependía de la aprobación de su mirada. Al principio de la relación, nos daban lo que creíamos necesitar, pero esa era la trampa. Nos volvimos adictos a su amor, y cuando lo retiraron, el abuso comenzó: amor intercalado con violencia, desdibujando nuestra intuición.
El miedo nos hizo permanecer ahí. Porque sabíamos en lo más profundo de nuestro ser, que cuando finalmente tuviéramos el valor para irnos, vendrían las represalias: se encargarían de difamarnos, de culparnos de lo que ellos nos hicieron, de aliarse con otras personas, generalmente otros narcisistas para atacarnos. Intentarían quitarnos a los hijos, robarnos lo poco que nos queda y hasta emprender ataques legales para destruirnos y evaporar nuestra paz interior.
Pero entonces, ¿cómo logramos salir de ahí? Solo cuando llegamos al punto en el que preferimos asumir las consecuencias que seguir muertos en vida. Como decía Frida Kahlo: “Lo quise, hasta que mi dignidad dijo: no es para tanto”.
Una relación no es un lugar para sobrevivir; es un viaje donde ambos deben crecer, un espacio donde ambos se conviertan en su mejor versión.
Si te encuentras atrapado en las garras de un o una narcisista, escapar de esa relación es urgente. Es cuestión de supervivencia; sin embargo, debes estar preparado para pagar el precio de tu libertad. Será caro, pero es más caro no entender una verdad inquebrantable: un narcisista no tiene remedio.
Si la persona a tu lado te lastima, te confunde o te destruye, recuerda: la salida, es recuperar el amor a ti mismo y ese es el INGRIDiente secreto, pues un narcisista… nunca te perdonará por lo que te hizo.
Gracias por acompañarme en este viaje.
IG: @Ingridcoronadomx / www.mujeron.tv