Por cada amigo que reconoces, tienes dos enemigos agazapados: pero no los conocerás hasta que te hayan herido.
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La contemplación es una de las más altas realizaciones humanas, pero qué difícil (por no decir aburrido) permanecer en ella.
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Cuánto dolor tuvo que haber detrás de un hombre sabio.
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Hay uniones que nada tienen que ver ni con las leyes sociales ni con las iglesias: son las bodas de dos almas.
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Cuando no deseas ya nada, te vuelves como agua estancada.