El brazo redentor de San Andrés resultó ser durante 6 años más poderoso que la mano del niño Fidencio, curandero de Plutarco Elías Calles, otro expresidente con voluntad de mando transexenal. Abundan ahora los conversos –maleantes unos, corruptos otros, todos expulsados del poder en 2019 que al abrazar de repente la fe verdadera en la diosa morena han cruzado el umbral del chapulineo, limpios de toda responsabilidad, y hoy están bien lejos de una orden de aprehensión.
La impunidad política es (y todo indica que seguirá siendo) la madre de todos los vicios públicos en México. ¿Por qué delinque la inmensa mayoría de los criminales? Porque saben que pueden y no recibirán castigo alguno por sus faltas. Detrás de cada delito no castigado, de cada infracción o sanción evadida hay un funcionario público de conducta cómplice que, por omisión o por acción los protegerá de recibir el castigo que merecen.
De 2018 a 2024 es larga la lista de desfalcos millonarios como el de Segalmex, la Línea 12 del Metro, los desvíos en la Conade, los moches del DIF, los diezmos en Texcoco, la venta de medicinas con sobreprecios, casos denunciados y del conocimiento público sin que los responsables hayan sido alcanzado por la justicia.
Los casos mencionados se suman a la fila escandalosa de los abusos históricos con la Estafa Maestra, el caso Odebrecht, la venta de la planta de Agronitrogenados y desde luego, la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, lejos de avanzarse en su esclarecimiento se mantienen en retroceso.
La promesa de transformación que impulsó a Morena en 2018 cambió las preferencias y uniformes partidistas por la casaca marrón. El exgobernador de Chihuahua Javier Corral es militante del PAN desde hace medio siglo; sólo necesitó saltar a las filas guindas para dejar de ser prófugo, recibir un amparo y presidir la Comisión de Justicia del senado.
La heredera presidencial de la 4T en el gobierno inauguró su sexenio con un acto prodigioso de conversión, el de Miguel Ángel Yunes, excrítico acérrimo de Amlo y de la 4T. De la noche a la mañana apareció como fervoroso creyente del nuevo régimen al pagar con su voto las indulgencias que vaciaron las carpetas de investigación e hicieron posible la pala de tierra que sepultó al Poder Judicial en el senado.
La impunidad proviene de la complicidad funcional que permea –desde la ventanilla de cualquier trámite- a todos los niveles de gobierno.
Las aprehensiones resultado de la Operación Enjambre muestran la extensión y profundidad de la infiltración del crimen organizado en las estructuras gubernamentales. Los vínculos entre varios gobernadores y miembros activos del crimen organizado, o el desvío de fondos hacia familiares, amigos y simpatizantes del expresidente no son un secreto y han sido expuestos con profusión en videos, denuncias públicas y confesiones imposibles de desvirtuar. Se actúa incluso con descaro y sin temor alguno en la protección de quienes profesan la nueva fe.
Mientras la impunidad política siga abriendo las puertas de todas las demás, seguiremos viendo nuevos desprendimientos y conversiones repentinas y una estela de crímenes sin aclarar-
En el catálogo de la descomposición social, la impunidad política y el incumplimiento de las leyes seguirán siendo indicadores clave para ver el avance del caos que lastima a diario en todos los ámbitos, desde el relajo vial, las calles repletas de agujeros y el deterioro de los espacios y servicios públicos, hasta la inseguridad que deja a la adivinación cómo será para México el mes de enero 2025. Aún así y de todo corazón, deseo a los lectores feliz año.
Notario y exprocurador de la República
