La función que pudimos vivir este fin de semana a través de la plataforma digital Netflix, es la muestra del camino que tomara el “deporte-entretenimiento”. Los grandes puristas del deporte, se deben estar azotando en las paredes, pero la realidad es que deben entender que el entretenimiento es fundamental en cualquier audiencia y si puede ser a través del deporte, no le veo problema. Este tipo de eventos debemos ponerlos en el lugar que les corresponde: ENTRETENIMIENTO, no esperemos ver a Mike Tyson como atleta de alto rendimiento y en su apogeo como lo fue en los 90, tampoco esperemos que el retador Jake Paul, un influencer, sea el deportista que el mundo espera. Es un SHOW, un ESPECTÁCULO, tal como si fuera una obra de teatro, nada más. Este evento, al ser organizado por Netflix, sirvió también para amplificar el mensaje de sus producciones, en donde además se logró tener contacto con el mundo entero ante la participación de los boxeadores de diferentes nacionalidades, lo cual permitió que su público estuviera al pendiente, tal es el caso de Brasil, USA, México, India, etc., imagínense que la peleas preliminares y la estelar fueron vistas por más de 60 millones de personas en el mundo.
El show fue fundamental, gráficos vistosos, muchas pantallas virtuales, show, las Vaqueritas de Dallas, exboxeadores, todo creó una atmósfera increíble para que se realizara este show. Mención especial la pelea entre Amanda Serrano y Katie Taylor, quienes se han convertido en la batalla femenil más vista de la historia, alcanzando los 50 millones de espectadores.
Los retos de esta industria están a la vista de todos. Este tipo de eventos logra traer a la actualidad a deportistas como Tyson que se retiraron del deporte hace 25 años, entrar a las nuevas audiencias y ganar dinero. ¿En dónde está lo negativo?, para mí no hay nada malo. No se rompan las vestiduras, esto no es deporte, es entretenimiento una industria que dará mucho dinero.
@HusseinForzan