Toda falla, incidencia o error que tenga relación con los gobiernos de la 4T será bien aprovechado por los opositores, y está bien, pues ese es su papel. Para ese grupo, todo lo que haya hecho la 4T estará mal, pero hablar a la ligera, como si todo mundo fuera experto, eso sí está mal.
En el caso del percance de vía del Tren Maya, surgieron varias versiones, que si el sabotaje, que si el hackeo, que si la mala construcción. Sin ser experto, pero sí cercano a varias empresas relacionadas con la operación del tren, puedo decir que casi está descartada una falla tecnológica.
Preguntando por todos lados y como bien lo explicó el director general del Tren Maya, Óscar David Lozano, se trató de un percance de vía, no es un descarrilamiento. Solamente se salió de la vía un bogie (ruedas) de un solo coche porque uno de los aparatos de cambio de vía en la estación Izamal se activó de manera anómala.
Ahondando en lo técnico, ya sabemos que los aparatos de cambio de vía se mueven de manera automatizada desde el Puesto de Control Zonal en Mérida. Todo el sistema de señalización ferroviaria, a cargo de Alstom, opera a través de fibra óptica sin conexión a la red pública. Es decir, no funciona con internet, sino con una intranet que evita la intromisión de cualquier personal ajeno a la operación del tren.
Inclusive todas las instalaciones dedicadas a los sistemas ferroviarios, incluyendo estaciones, bases de mantenimiento, talleres, puestos de control y bases de datos, no tienen conexión a una red pública. Por lo tanto, no hay posibilidad de un hackeo o intrusión a través de las redes.
Sin embargo, no debemos de olvidar que el eslabón más endeble en la ciberseguridad es el factor humano. Además, toma en cuenta que estos cambios de vía tienen una parte manual que incluye la fotografía por parte de los garroteros, y la “alerta de hombre muerto” en la cabina del maquinista. Es decir, factores humanos.
Todo lo anterior nos lleva a pensar que, más allá de un fallo tecnológico, es más probable que se deba a una falla humana que no tuvo graves consecuencias. No soy perito, pero si bien chismoso y metiche.
Peaje digital, intereses analógicos
El plan de Caminos y Puentes Federales (Capufe), encabezado por Rubén Arturo Hernández Bermúdez, busca modernizar el telepeaje y dejar atrás casetas lentas, costosas y propensas a fallas. El objetivo es alcanzar estándares internacionales como los de Reino Unido o Dubái, donde la automatización permite cruces carreteros seguros y sin filas interminables.
Durante más de dos décadas, un reducido grupo de proveedores controló las casetas del país, pero al momento de dar el salto tecnológico quedaron rezagados.
Firmas como Controles Electromecánicos, Kapsch TrafficCom, SICE e IPTE no solo fueron acusadas de incompetencia, sino que Mis Amigos Chismosos (MACH) apuntan a cosas más finas. Presunto boicot al TAG, travesuras de apagar equipos desde escritorios remotos y hasta manosear algoritmos, todo un show de hackers de medio pelo, pero bien cobrado.
Estas empresas no lo aceptan y no lo aceptaran, pero MACH dicen que ellas contribuyeron a la obsolescencia tecnológica, que elevó los costos del mantenimiento. En 2024, Capufe reportó 312 sanciones a Controles Electromecánicos por 2.1 millones de pesos y 282 a Kapsch por 1.9 millones, ambas por fallas en el mantenimiento.
Pero como buen clásico mexicano, cuando las empresas reciben coscorrones, siempre aparece un político “preocupado por la ciudadanía”. En este caso, Manuel Rodríguez Arregui, el exsubsecretario de transporte calderonista, salió a dar la cara. Claro, no por altruismo, sino porque alguien tiene que seguir cuidando los intereses propios y de paso de algunos panistas.
Ojo porque mientras Capufe quiere modernidad, los viejos proveedores lloran como si nunca hubieran fallado y los políticos se disfrazan de defensores ciudadanos.
Compra audaz
Se pone interesante la competencia entre los bancos de nueva generación y Kapital Bank volvió a mover una pieza con precisión. La compra de los activos de Intercam banco, casa de bolsa y operadora de fondos no solo representa crecimiento, sino la posibilidad de llevar más lejos su propuesta digital basada en inteligencia artificial.
Kapital se ha caracterizado por impulsar soluciones tecnológicas para empresas, con herramientas que permiten decisiones más rápidas y con mejor información. Ahora, con la integración de Intercam, la apuesta se amplía con más clientes, canales y productos en un ecosistema que busca redefinir cómo se entienden los servicios financieros en México.
La estrategia incluye una inyección de 100 millones de dólares para capitalizar los activos adquiridos y darles una evolución paulatina al nivel que esperan los usuarios. No es una novedad para el banco pues ya lo hizo con Autofin hace menos de dos años, demostrando que sabe transformar operaciones tradicionales en plataformas digitales con futuro.
El proceso de compra de los activos de Intercam estuvo acompañado de K2 Integrity, firma que garantizó un due diligence riguroso y transparente sobre el origen de los activos. Esa validación le da a Kapital un blindaje adicional en un mercado donde la confianza digital es tan importante como la solvencia financiera.
Con este movimiento, René Saúl y su equipo no solo evitan una liquidación que pudo haber desordenado el mercado, también consolidan la idea de que la tecnología puede ser el punto de encuentro entre lo bancario y lo empresarial.
La adquisición es un salto hacia adelante. Más inteligencia artificial, más datos y más oportunidades para crear productos financieros adaptados a las necesidades de las compañías. Kapital confirma que la banca digital mexicana ya no es promesa, sino presente con capacidad de crecer a velocidad tecnológica.
Columnista y comentarista