Quienes hemos vivido desde hace años el proceso de apertura, regulación y competencia del sector de telecomunicaciones en México; podemos presumir de ciertas habilidades predictivas, pero no asegurar cuál será el resultado exacto de decisiones políticas, regulatorias y corporativas.

Ha pasado mucha vida y apenas podemos ver una tímida y bipolar competencia. En el segmento móvil, la reconcentración del mercado es evidente, sin embargo, en telecomunicaciones fijas; podemos ver los dividendos de una mayor apuesta competitiva y por otro, los descuentos de la negación a la competencia.

El martes pasado, Grupo Televisa informó un incremento de casi 44% en su utilidad neta para el segundo trimestre de 2022 (2T22); sumando con ello 3 mil 140 millones de pesos. Este aumento, equivalente a 958.7 millones de pesos, es reflejo de un incremento en la utilidad de asociadas y negocios conjuntos, donde se incluyen las recientemente integradas operaciones de Televisa-Univision.

Desde el punto de vista financiero y de los accionistas, el resultado es muy bueno y responde a la lógica de sumar el negocio de Univisión; sin embargo, desde la perspectiva del mercado y los usuarios de telecomunicaciones, el dato sobre el incremento de 0.3% en las ventas del grupo también es revelador pues indica que, desde el punto de vista operativo, Televisa sigue generando ingresos.

En el 2T22 vendió 18 mil 533 millones de pesos, un aumento atribuible al aumento en las ventas de sus operaciones de mercado masivo de Cable. Aquí viene lo interesante. El segmento de telecomunicaciones por cable (Izzi) sigue siendo la división más poderosa de Televisa al participar con 63% de sus ventas. Aun con una reducción de 1.9% en las ventas de Izzi, el margen de utilidad de la empresa de cable es de 42.1%.

Lo anterior nos demuestra que la apuesta de Televisa por la competencia en telecomunicaciones fijas está dando resultados pues, además, en el 2T22 sumó otras 325 mil Unidades Generadoras de Ingresos (RGU, por sus sigla en inglés). Las RGUs de video y banda ancha de Izzi aumentaron en 79.1 mil y 77.6 mil respectivamente, manteniendo la tendencia positiva experimentada en el último par de trimestres.

Aún hay elementos de análisis sobre el incremento de 3.8% en las ventas de Izzi en el mercado masivo (casas), respecto a la pérdida de 18.8% en el segmento empresarial, pero, en suma; son evidencias de una apuesta exitosa procompetitiva.

Del otro lado de la ecuación está la complicada situación que está viviendo Teléfonos de México (Telmex). La huelga relámpago que vivió la semana pasada sólo es la muestra de una decisión corporativa de la empresa que, si bien le ha servido como argumento expiatorio; le ha puesto en una situación de riesgo ante el fuerte pasivo laboral, que compromete las jubilaciones de sus trabajadores.

El problema ha llegado a tal grado que, en una carta enviada a sus trabajadores, Telmex les pide ayudar en el fortalecimiento financiero. Les propone un nuevo plan de jubilación y un intercambio voluntario de su pasivo laboral a cambio de acciones de Telmex. ¿Trueque o coperacha?

En la carta reconoce un “pasivo laboral creciente de más de 270 mil millones de pesos, y aunque constituimos un fondo para el retiro con un valor actual superior a 150 mil millones de pesos (…) los cálculos actuariales muestran la inviabilidad de Telmex y de mantenerse esta situación desfavorable, se pone en riesgo la fuente de trabajo”.

Aunque la empresa asegura haber invertido 40 mil millones de dólares en los últimos 31 años; el sindicato asegura que no se ha invertido lo suficiente en infraestructura lo que generó pérdida de participación de mercado.

Datos del IFT revelan que, en 2020; América Móvil (controladora de Telmex) fue el segundo operador más bajo en inversiones como proporción de sus ingresos. Sólo invirtió 6.1% de lo generado en el mercado. En ese año solo invirtió 24.5% de lo que invirtió todo el mercado, cuando en 2013, previo a la declaratoria de preponderancia; ese grupo invertía 55.4% del total del mercado.

Lo anterior evidencia una estrategia corporativa poco competitiva y basada en una especie de chantaje contra el Estado mexicano, al restringir sus inversiones en el país y aumentando su presencia fuera de México, pero al mismo tiempo, genera una indeseable presión social-sindical. Tal parece que la familia Slim le estaría diciendo a las autoridades: me sueltan las manos o les suelto al tigre.

Desconfianza y riesgo

Un nuevo reporte publicado por Marsh, el corredor de seguros y consultor global de riesgos; en conjunto con Microsoft, revela que a casi 2 años y medio de la transformación digital provocada por la pandemia; la mayoría de los líderes ya no confían en su capacidad para gestionar el riesgo cibernético.

El reporte, “El estado de la resiliencia cibernética”, encuestó a más de 660 tomadores de decisión sobre riesgos cibernéticos a nivel mundial y 162 en Latinoamérica. Se destaca la persistencia en la desconfianza en sus capacidades de gestión del riesgo cibernético de su organización. En 2019, 22% de los encuestados en Latinoamérica dijeron que tenían mucha confianza en su capacidad de comprender y evaluar las amenazas cibernéticas y 18% en sus capacidades para gestionar y responder ante ciberincidentes; ahora bajó a 19% y 16% respectivamente.

En 2019, 20% tenía alta confianza en sus capacidades, pero en 2022, este número ha bajado a 12%. Ante este panorama, Marsh y Microsoft hacen un llamado a las empresas para apostar por una estrategia integral y bien definida de prevención para el riesgo cibernético.

Columnista y comentarista
Twitter: @hugonzalez0


 

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