Ayer muchos mexicanos amanecimos más atentos que de costumbre a la conferencia mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum. Estábamos esperando la respuesta mexicana a la amenaza de Estados Unidos para aplicarle aranceles de 25% a nuestras exportaciones.

Como sabemos, el presidente estadounidense Donald Trump le bajó (otra vez) dos rayitas a su volumen, y aunque algunos analistas del botepronto creen que la presidenta se doblegó ante la presión gringa, posponer por lo menos un mes la aplicación de los aranceles y lograr el compromiso de revisar el tráfico de armas a México es un logro que, al menos para este tecleador, suena a empate estratégico.

Es cierto que los aranceles son un búmeran para la economía estadounidense. La producción en ambos lados de la frontera está tan entrelazada que imponer barreras comerciales no solo afectaría a los exportadores mexicanos, sino también a las empresas y consumidores de EU que dependen de insumos fabricados aquí.

Se ha dicho que el golpe más visible lo recibiría la industria automotriz, una de las más integradas entre ambos países. Pero llama la atención que aún no se pronuncien sectores como el de la tecnología, tanto en México como en Estados Unidos, pues se supone que una mayor apuesta de ambos países al desarrollo tecnológico será la principal herramienta para competir de manera exitosa contra el desarrollo de naciones asiáticas como China, Corea o Taiwán.

Mientras la atención mediática se ha centrado en la producción de autos y autopartes, el sector tecnológico en México ha crecido silenciosamente hasta convertirse en una pieza clave en la economía gringa. México ya no es solo un proveedor de manufactura básica, sino un actor relevante en la producción y exportación de productos de alta tecnología.

Según DataMéxico de la Secretaría de Economía del gobierno federal, en noviembre de 2024 la Ciudad de México, Chihuahua y Nuevo León fueron los principales exportadores hacia Estados Unidos, destacando la venta de partes y accesorios de vehículos automotores y algunas consideradas de alta tecnología.

Más aún, según datos de la Oficina del Censo de EU, en agosto de 2024 México superó a China y Taiwán como el mayor proveedor de productos tecnológicos para el mercado estadounidense, con exportaciones que alcanzaron 9.8 mil millones de dólares. Para ponerlo en perspectiva, en ese mismo periodo las exportaciones de alta tecnología de China fueron de 8.7 mil millones de dólares y las de Taiwán, 8.5 mil millones.

De acuerdo con las estadísticas de EU, las exportaciones mexicanas de alta tecnología han mantenido un crecimiento constante, alcanzando 62.4 mil millones de dólares hasta agosto de 2024. Taiwán exportó más de 50 mil millones de dólares en ese mismo periodo y China, 68.1 mil millones.

Algunos de los productos de alta tecnología que México exporta a Estados Unidos son piezas de aviones, televisores, teléfonos inteligentes, microprocesadores, equipos médicos avanzados.

Este crecimiento no es casualidad. Desde octubre de 2023, México y EU han trabajado en los Foros de Colaboración para Semiconductores, donde participan instituciones como el Cinvestav y el Inaoe, junto con más de 40 empresas y universidades. El objetivo es consolidar a México en la cadena de suministro de chips y componentes electrónicos.

La crisis global de semiconductores en 2021 dejó claro que depender de la producción asiática es un riesgo. Por eso, EU ha buscado diversificar sus fuentes de suministro, y México se ha convertido en un socio estratégico. Pero si Trump sigue empeñado en su guerra comercial, este esfuerzo podría verse en riesgo.

La tecnología no es solo exportación de productos; también implica un intercambio constante de talento y conocimiento. Y aquí es donde la cosa se pone aún más interesante.

No hay datos específicos sobre la cantidad de ingenieros mexicanos que trabajan en la industria tecnológica de Estados Unidos, pero se puede inferir la cantidad de ingenieros en México y, sobre todo, su inmigración a EU.

Según el ‘Informe de ingenieros 2020: análisis en profundidad’ elaborado por Terminal, la plataforma de reclutamiento de ingenieros especializados en tecnología, en México había más de 200 mil ingenieros y desarrolladores de software altamente calificados. Desde 2014 los graduados mexicanos en STEM y TIC han aumentado un promedio de 7% anual. Según Intel México, en 2023 México había formado casi 500 mil ingenieros especializados en tecnología que, en muchos casos, terminan trabajando en empresas estadounidenses.

Mientras Trump intenta frenar las exportaciones mexicanas con aranceles, la industria tecnológica de su país depende cada vez más de la mano de obra calificada de México. De hecho, Estados Unidos enfrenta un déficit de un millón de empleos en el sector tecnológico. Simplemente no ha logrado formar suficientes ingenieros para satisfacer la demanda, por lo que cada vez más empresas recurren a México para llenar ese vacío.

El Reporte Global sobre la Contratación Internacional 2023 de Deel posiciona a México en el séptimo lugar mundial en la contratación de talento para compañías extranjeras. Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido son los principales reclutadores de talento mexicano, particularmente en áreas como desarrollo de software, ingeniería y tecnologías de la información.

Un conflicto comercial con México podría afectar también la disponibilidad de talento para las empresas tecnológicas de EU. Si las relaciones entre ambos países se deterioran, no sería descabellado pensar en restricciones a la movilidad laboral o en incentivos para que los ingenieros mexicanos trabajen en el mercado estadounidense.

Si bien la amenaza de aranceles de Trump busca presionar a México, la realidad es que cualquier restricción comercial afectaría a ambos lados.

Hasta ahora la respuesta del gobierno ha sido diplomática, apostando por la negociación. Pero también es momento de reforzar la posición de México como socio estratégico en la industria tecnológica.

Si EU quiere reducir su dependencia de China en semiconductores y tecnología, necesita a México más de lo que Trump admite. La cercanía geográfica, los costos competitivos y el talento altamente calificado hacen de México una opción más viable que trasladar la producción a otro continente.

México tiene dos caminos. Puede seguir reaccionando a las amenazas de Trump con medidas defensivas, esperando que la tormenta pase, o puede aprovechar la coyuntura para consolidarse como una potencia tecnológica global.

Confío en que México aprovechará el momento para afianzar su liderazgo tecnológico y no se quedará en la trinchera esperando el siguiente golpe de Trump.

Columnista y comentarista

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