Tal vez has escuchado alguna vez los nombres de Uriel Reyes, Ricardo Pérez, Slobotzky, Gusgri o Fepo Aponte. Posiblemente también has escuchado hablar de Lety Sahagún, Ashley Frangie, el Badiablo, el Lolo o el Borre. Todos esos nombres comparten algo en común, son los podcasters más escuchados en México dentro de la plataforma de Spotify.
Con más de 27 millones de mexicanos escuchando podcasts en Spotify en 2024, un aumento de 19 % respecto al año anterior, queda claro que el audio ya no es el hermano menor de los medios digitales, ahora es de lo más rifado.
Tan en serio va esto que Spotify, dueño y señor del streaming de audio, decidió organizar los primeros Premios Spotify Podcast en México. Si hay premios para el mejor pan de muerto o el taco más viral, debería haber premio para los reyes del bla bla bla.
Primero fueron los youtubers, luego los tiktokers, y ahora los podcasters. Por eso la plataforma sueca inventó estos galardones donde no sólo cuenta cuántas veces te escucharon, sino cuántas veces tu comunidad te adoró lo suficiente para votar por ti desde la misma app. Democracia algorítmica.
Los votos estuvieron abiertos del 7 al 21 de mayo, con un sistema que casi parecía organizado por la FIFA. Si eres usuario gratuito, un voto por categoría al día. Si pagas Premium, tres votos. O sea, aquí también el voto vale más si tienes tarjeta.
El resultado se dará a conocer mañana miércoles 4 de junio, en vivo, en la cuenta de TikTok de Spotify México.
Hay varias categorías, desde los típicos podcast de entrevistas y terror, hasta los de comedia, bienestar, documental y crímenes reales. Sin embargo, existe la nominación al “mejor podcast de los mejores”, en el cual Relatos de la Noche, de Uriel Reyes es uno de los favoritos a ganar.
Este es un podcast de terror y misterio narrado por el comunicólogo bajacaliforniano Uriel Reyes, que se ha vuelto muy popular en México y el mundo hispanohablante. El poder narrativo de Uriel Reyes explota al máximo las historias paranormales, leyendas urbanas y experiencias sobrenaturales. Este podcaster encontró la fórmula mágica para mantener a medio país sin dormir, y no por las deudas. Su estilo recuerda a los grandes narradores de la radio clásica, pero con sustos actualizados para que subas el volumen, aunque estés solo en la casa. Forbes México, por cierto, ya lo mencionó, demostrando que el trabajo de Reyes ya se volvió un gran negocio.
Otro de los favoritos es La Cotorrisa, el podcast de comedia conducido por Ricardo Pérez y Slobotzky, que se ha convertido en el espacio de confianza para los que quieren escuchar anécdotas absurdas, chismes más o menos ciertos, y humor irreverente. Este par ha entendido que el chiste no es decir cosas graciosas, sino reírse con el público, aunque sea a costa del ridículo propio.
Y claro, no podía faltar el inconfundible Gusgri o Jonathan Jovan Vest Samano. En su podcast, las historias personales se mezclan con conversaciones sobre temas en tendencia, pero sin la presión de sonar correctos. A veces se trata de sobrevivientes, otras veces de voces que simplemente tienen algo que decir.
Por el lado más místico del espectro están los proyectos de Fepo Aponte, un podcaster con dos cartas fuertes: Paranormal e Insomnio. En el primero, investiga fenómenos como OVNIs, duendes, fantasmas y médiums. En el segundo, recoge historias paranormales, algunas tan aterradoras que ni el algoritmo se atreve a censurar. También invita a parapsicólogos y expertos, porque si ya vas a asustarte, por lo menos que sea con bases.
Y si de mezclar crimen, terror y carcajadas se trata, Leyendas Legendarias lleva la delantera. Desde 2019, este podcast presentado por José Antonio Badía (el Badiablo), Eduardo Espinosa (Lolo) y Mario López Capistrán (el Borre) ha encontrado la fórmula para hablar de asesinos seriales y casos paranormales como una plática entre compas y un estilo de humor muy negro.
Pero no todo son gritos y risas. También están las que hacen pensar, llorar, sanar. Se Regalan Dudas, conducido por Lety Sahagún y Ashley Frangie, se ha convertido en un espacio donde se habla de salud mental, relaciones y crecimiento personal. Un rincón más reflexivo, pero igual de popular para quienes necesitan que alguien les diga que no están solas.
Lo interesante de este boom podcastero es que ya no responde a una moda pasajera. No estamos ante el nuevo Vine ni ante otra app que va a morir cuando Elon Musk la compre. El crecimiento constante de la audiencia, los esquemas de monetización cada vez más sofisticados y el respaldo de plataformas como Spotify indican que el podcasting llegó para quedarse y profesionalizarse. Lo que empezó como grabar desde un clóset ahora requiere estudio, edición, community manager, y a veces hasta terapeuta.
Porque hacer podcast es fácil. Hacer que te escuchen, eso ya es otro boleto. Lo que estamos viendo en México es que hay talento, hay público, y ahora también hay industria.
Así que, si pensabas que los podcasts eran solo gente hablando sola, escarbando su trauma con micrófono, te tengo noticias; son eso y mucho más. Son entretenimiento, negocio, catarsis y cultura pop. Y sí, también son competencia directa para la radio, la tele, e incluso algunos los columnistas… ¡Cof, Cof, Cof!
Pero no importa. Aquí seguimos. Aunque ya me estoy empezando a preguntar si no será hora de armar un podcast. Ya tengo micrófono, tengo voz, y tengo muchas dudas existenciales.
APIS: LA AUTOPISTA DEL DINERO
En México, el Open Banking ya no es solo un concepto bonito para foros de tecnología financiera. La realidad es que más de 60% de las instituciones financieras en el país ya juegan con APIs, según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Y mientras muchos bancos apenas entienden cómo ser menos burocráticos, empresas como Cobre ya están automatizando pagos como si fuera 2030.
Esta plataforma de pagos empresariales asegura que, gracias a las APIs, las empresas mexicanas pueden conectar sus sistemas contables con plataformas bancarias, sin tener que rezarle a San Conciliación. El resultado es menos tiempo perdido, menos errores y decisiones financieras más inteligentes.
Según datos de Cobre, sus clientes ahorran hasta 50% del tiempo en procesos administrativos. Esto deriva en menos horas pegados al monitor y más tiempo generando valor. El único problema es que aún faltan estándares y educación. Pero el camino ya está pavimentado.
Porque en la nueva era financiera, las APIs no son solo herramientas; son las nuevas carreteras por donde circula el dinero corporativo. Y Cobre, con su GPS bien afinado, ya tomó la delantera.
Columnista y comentarista