Por fin, después de algunos años de modorra, la industria de las telecomunicaciones en México se está quitando las telarañas. Y aunque muchos pensarán que nunca perdió dinamismo, desde el punto de vista informativo el sector se volvió algo irrelevante y menos aún, interesante. Se hizo una conversación de pocos y, peor, entre los mismos de siempre.
Su importancia nadie la discute, pero hacía mucho que los temas telecom parecían un juego cerrado donde operadores, reguladores y exfuncionarios se escribían y se leían entre sí.
Durante años, la discusión giró en torno a competencia, regulación, espectro, inversión, rentabilidad, los temas de siempre. Pero pocas veces se habló con seriedad de cobertura, accesibilidad, tarifas o conectividad. Es decir, el usuario o la sociedad no eran lo principal.
Creímos como mantra que el mercado y la competencia mejorarían la conectividad. Nunca fue así. El Estado y su regulador se convirtieron en árbitros sin silbato, a veces comparsas, y otras, peores aún, en cabilderos de la industria. Y la industria, con todo y su discurso de inclusión digital, nos falló.
Las señales de ese fracaso son visibles, sino ¿por qué Telefónica devolvió el espectro? ¿Por qué AT&T amaga con lo mismo? ¿Será que apostaron al lobismo y no al servicio? ¿Creyeron en una regulación a modo y olvidaron la afinidad con el usuario? ¿Por qué no hay movistarlovers o at&tlovers? Mientras nos lo preguntamos, el preponderante sigue riéndose de nosotros.
Sin embargo, algo parece moverse en el pantano. La industria, por fin, muestra señales de reanimación. Un nuevo entorno regulatorio y la voluntad (quizás forzada) de reinventar el diálogo lo están logrando. Siendo totalmente transparente y empático, es inevitable ver el éxito del Foro México Digital (MexD) Summit, organizado por mi amigo Jorge Fernando Negrete de DPL Group.
Aunque a muchos nos dé un poco de envidia y coraje, fue un evento que, para sorpresa de muchos, logró reunir en el mismo espacio a tirios y troyanos. Autoridades, operadores, fabricantes, tecnólogos, académicos y hasta reporteros medio oxidados que, como yo, volvimos a mirar el sector con algo de emoción.
Ahí, uno de los protagonistas fue José Antonio Merino, titular de la recién creada Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT). Merino se presentó ante la industria con una propuesta que sonó a convocatoria y provocación: lograr que, en los próximos tres o cuatro años, cualquier usuario en México pueda acceder a 10 gigabytes de datos por 100 pesos.
Merino puso el dedo en la llaga al comparar nuestra realidad con la de India. Allá, un usuario promedio consume 13 GB mensuales; aquí, apenas 4.7 GB. Y mientras en India un paquete de 2 GB cuesta 1.86 dólares, en México pagamos 10.5. Esa brecha económica y digital sigue siendo un muro para millones de usuarios.
El funcionario también esbozó los incentivos regulatorios como descuentos en espectro para operadores que atiendan zonas densas y cercanas a infraestructura, y un modelo nacional de pequeños operadores para regiones apartadas.
En esa misma línea, Norma Solano, comisionada presidenta de la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT), detalló que el nuevo regulador pretende aumentar la cobertura 5G de 50% a 85% para 2026. Quiere lograrlo mediante un esquema de descuentos por inversión en infraestructura y una licitación más flexible, con bandas dedicadas, bloques ampliados y zonas más pequeñas que permitan la entrada de operadores regionales.
Además, Solano prometió reglas asimétricas y descuentos atractivos para incentivar a empresas nacionales y locales. El objetivo es lograr una expansión nacional del 5G con un marco normativo más moderno. Lamentablemente, los reporteros nos vimos desencanchados y no pudimos aplicar las técnicas de los reporteros de territorio (no de escritorio) y la comisionada presidenta de la CRT se nos escapó sin poderle preguntar: ¿cómo calculan ahora el costo real del espectro?
Quien sí abordó el tema y sin rubor fue Gabriel Contreras, vicepresidente legal y de asuntos externos de AT&T México. Sin miedo al éxito, dijo que el costo del espectro en México es una tragedia. No sé si el exregulador quiso jugar con las metáforas sobre las recientes tragedias del país o simplemente reconocer una ironía del destino. Como quien hoy critica lo que ayer permitió.
Contreras recordó que México tiene los precios más altos de espectro dentro de la OCDE, lo que, según él, frena la inversión y la expansión de servicios como 5G. Señaló que, aunque el plan de descuentos es un avance, todo dependerá de los detalles para saber si realmente será efectivo.
El discurso de AT&T sonó a déjà vu. "El espectro es caro”, “lo pagan los operadores, lo sufre el usuario”. Por desgracia Gabriel Contreras también aplicó la graciosa huida con la técnica de la llamada telefónica y no pudimos preguntarle varias cosas.
Sin embargo, uno que es curioso no puede dejar de preguntarse ¿El descuento de 50% no es suficiente para mejorar la rentabilidad de AT&T? Si el costo del espectro es tan caro ¿Por qué no lo combatió con más fuerza cuando era el regulador? ¿Por qué se limitó a enviar una tímida propuesta descuento cuando fue comisionado presidente del IFT? ¿Cómo se definió la metodología usada por el IFT y ahora la CRT para medir el costo del espectro?
Preguntas abiertas pero necesarias si de verdad queremos un sector que piense más en el usuario y menos en la contabilidad corporativa.
Entre las nuevas reglas, los foros con contenido real y un ambiente de diálogo menos viciado, el sector telecom parece empezar un nuevo ciclo. Después de tantos años de letargo, eso ya es ganancia. Si las telecomunicaciones mexicanas están despertando, ojalá no vuelvan a dormirse justo cuando, por fin, el país empieza a entender que la conectividad no es un lujo ni un negocio, es un derecho constitucional y una herramienta de desarrollo.
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Columnista y comentarista

