Hace unas semanas te comenté que posiblemente veríamos un milagro y que cambiarían la manera en la cual se cobra el espectro radioeléctrico en México. Y aunque ya comenzamos a sentir el vientecito de La Rosa de Guadalupe, parece que el milagro no es el mismo que desde hace años espera la industria.
Incluso la polémica ya se desató desde el jueves cuando la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT) publicó un comunicado que no gustó a muchos. El nuevo regulador dijo que, en México, el costo del espectro está 7% por debajo del promedio internacional.
Lo anterior no solo levantó las cejas de varios participantes del sector. Los amigos de The Competitive Intelligence Unit (The CIU) de mi amigo Ernesto Piedras (¡Hola, Ernesto!) emitieron un comunicado asegurando que la CRT distorsionaba la realidad.
Según The CIU, “varias bandas críticas” (las de AWS/PCS, 2.5 GHz y 3.5 GHz) siguen teniendo un sobreprecio considerable frente a los referentes internacionales. Y no son cualquier banda, son las joyas del 4G y el 5G.
Pero lo curioso es que tanto la CRT como The CIU pueden tener razón. De acuerdo con The CIU, los precios por MHz-población en las bandas de AWS y 2.5 GHz superan en más del 90% la referencia internacional, si se toma la mediana. Sin embargo, la CRT también dice que el encarecimiento llega a 93% y 83% en esas bandas, 24% en la de 3.5 GHz, mientras que la de 850 MHz incluso muestra una reducción de 14%. En conjunto, el encarecimiento promedio (mediana) sería de 27%.
Pero la historia cambia si se usa otra métrica. En su Nota Metodológica, la CRT explica que, al tomar la media (el promedio simple), el costo del espectro en AWS y 2.5 GHz se encarece solo 11% y 67%, y baja 25% y 29% en 3.5 GHz y 850 MHz, respectivamente. En ese escenario, la media general coloca a México 7% por debajo del promedio internacional.
El problema es que estadística no es sinónimo de realidad, y cada uno usa el indicador que mejor acomoda a su narrativa. La mediana, como se sabe, es el valor central de un conjunto ordenado, mientras que la media promedia todos los valores. Así que ¿cuál mide mejor el costo real del espectro?
Lo cierto es que la CRT no improvisó. Usó la misma metodología que aplicó el finado IFT en 2023, cuando éste afirmó que el espectro mexicano solo era 35% más caro que el promedio internacional. Incluso la CRT utilizó la misma base de datos, solo que actualizada a 2025.
Pero más allá de las fórmulas, la discusión tiene fondo económico. ¿Quién puede decir realmente que el espectro en México es caro o barato? ¿Las empresas que (supuestamente) no tienen dinero porque su modelo de negocio dependía de una regulación a modo? ¿O aquellas que lo poseen, pero no lo usan para conectar las abandonadas zonas rurales que tanto presumen en sus reportes?
El debate es legítimo, pero también conveniente. Es comprensible que la industria y los analistas busquen la rentabilidad, pero resulta difícil justificar que esa ganancia se construya sobre un servicio público. Algunos quieren ganar sin invertir y otros vivir del régimen de rentas que dejó la deficiente regulación anterior. ¿Y el usuario final?
El nuevo enfoque de la CRT, que plantea descuentos de hasta 50% por inversión en zonas sin cobertura, suena razonable. Pero como suele pasar, parece que los concesionarios quieren más. Las señales indican que, si se les da la mano, van a querer el pie; y si se les ofrece leche, aspiran a quedarse con la vaca completa.
La IA según Duxon
Mientras muchos hablan de automatización y miedo a perder empleos, Grupo Duxon decidió jugar en otra liga al usar la tecnología para que sus empleados trabajen mejor. Omar Anitua Valdovinos, su fundador y presidente, asegura que la Inteligencia Artificial (IA) y la innovación no son enemigos del trabajador, sino aliados para liberar tiempo, impulsar talento joven y mantener viva una filosofía empresarial centrada en el bienestar y la productividad.
En una conversación con Anitua, nos explica que la inteligencia artificial se aplica para eficientar procesos, reducir tiempos laborales y permitir que los empleados tengan más espacio para el esparcimiento y la familia.
En seguridad privada, por ejemplo, los guardias ya no escriben bitácoras a mano. Hablan, y la IA transcribe. Así, el registro se vuelve más rápido y confiable. En el sector marítimo, donde Duxon tiene fuerte presencia desde Veracruz, usan ROVs (drones submarinos) para revisar embarcaciones. Es una solución que acelera el trabajo y evita que los buzos pasen horas en tareas rutinarias.
El grupo, con operaciones en construcción, seguridad, salud, moda y finanzas, ha construido un modelo de negocio diversificado basado en la innovación tecnológica y el compromiso social. “El futuro de los puertos mexicanos está en volverse tan inteligentes como los de Rotterdam o Shanghái”, comenta Omar Anitua, confiado en que el impulso de la Secretaría de Marina y la adopción de nuevas tecnologías pueden transformar la logística nacional.
Pero detrás de la tecnología hay una filosofía: la tecnología no sustituye al talento humano. Duxon lo enfatiza en su cultura organizacional, donde valores como honestidad, lealtad, trabajo en equipo y solidaridad son la base del día a día. Esa cultura se refuerza con inversión en psicología laboral y programas de desarrollo personal para entender y acompañar las metas de los empleados.
El enfoque en la juventud es otro pilar. Con una edad promedio de 35 años, el grupo ha diseñado estrategias para atraer y retener talento joven. Se adapta a las motivaciones individuales, fomenta el aprendizaje continuo y vincula la capacitación con la inteligencia artificial.
También creó una financiera interna que ofrece créditos con tasas bajas a los empleados, ayudándolos a evitar la carga de intereses bancarios. De ahí surgió la expansión hacia la atención de PYMES, con el objetivo de fomentar el emprendimiento y fortalecer la economía local. Según el empresario, las pequeñas y medianas empresas representan el verdadero motor del país, y su visión es seguir generando ecosistemas productivos que multipliquen empleos más allá de los 5 mil directos y 9 mil indirectos que hoy sostienen.
Grupo Duxon no ve la IA como una amenaza, sino como una herramienta para potenciar lo humano. Su combinación de tecnología, formación y responsabilidad social es una rareza en tiempos donde la productividad suele medirse solo en cifras. Y aunque Omar Anitua Valdovinos no lo diga abiertamente, su empresa parece demostrar que ser productivo y responsable a la vez no solo es posible, sino rentable.
Levanta capital
En el saturado mundo del marketing digital, Patagon AI quiere que los clics hablen. La startup latinoamericana cerró una ronda semilla de 2.75 millones de dólares, alcanzando un total de 3.85 millones, liderada por Kfund y respaldada por fondos como 17Sigma, ONEVC, Norte Ventures, Darwish Family y Sun Moritz.
La plataforma utiliza agentes de inteligencia artificial que gestionan todo el embudo de conversión y cobran solo por resultados reales, como leads o reuniones agendadas. Su cofundador Mariano Rey, exejecutivo de Botmaker y NaranjaX, creó la herramienta para medir con precisión qué funciona en marketing.
El sistema reemplaza los formularios por conversaciones en WhatsApp, atribuyendo los resultados a Meta y Google como conversiones verificadas. Con ello, los clientes han visto mejoras como una tasa de conversión que saltó del 0.2% al 4.9% y ventas 35% mayores con 20% menos presupuesto.
El 12 de noviembre de 2025, Patagon AI lanzará su versión de self-onboarding en el Growth C-Level Summit en Ciudad de México, permitiendo a cualquier empresa crear flujos de atención automatizados en minutos. Con presencia en 15 países, la compañía ya trabaja con OpenAI, Gemini y Black & Orange para hacer del marketing conversacional su nuevo idioma.
Columnista y comentarista

