Aunque me resisto siempre a este tipo de información, no podría pasar inadvertida la Conferencia Anual de Desarrolladores de Apple (WWDC). Es como ese pariente incómodo que llega a todas las fiestas pero que tienes que saludar por compromiso.

Creo que, si bien esta información es menos relevante, sí resulta más vendedora que otras. Es que, en lugar de dar el gran golpe de innovación que todos esperaban, Apple se dedicó a vendernos otra vez la reinvención del vidrio, el gesto de muñeca y el botón mágico que ya teníamos, pero ahora con numerito actualizado.

Apple rebautizó todos sus sistemas operativos con el año de lanzamiento: iOS 26, macOS 26, watchOS 26, y demás hechizos, para que no te confundas con las versiones anteriores. ¡Wow!

Apple presentó su nuevo estilo visual Liquid Glass, que promete más transparencias, reflejos bonitos y botones que parecen esferas de gelatina. No mejora el desempeño, pero sí da tema para el nuevo reel o video de TikTok y YouTube de cientos de influencers: “Lo nuevo en iOS 26 que te cambiará la vida”. ¿O no?

En la misma línea estética, las apps clásicas como Cámara, Safari y Teléfono también recibieron su chaineada digital. Nada radical, solo ajustes de un viernes de reventón. Eso sí, ahora puedes ver tus pestañas en pantalla completa, porque un símbolo de progreso es eliminar los bordes de una app.

Lo que sí tiene algo de carnita es el nuevo iPadOS 26. Apple le metió multitarea real, redimensionamiento de ventanas y puntero de ratón más preciso. En resumen, Apple logró que su tableta de 30 mil pesos finalmente se comporte como una Mac de hace varios años. Brillante.

En la app de Mensajes, Apple decidió ponerse creativa con fondos personalizados, encuestas en chats grupales y un sistema para filtrar mensajes de desconocidos. Como si estuviéramos en 2012 descubriendo WhatsApp, pero en mensajes SMS. Eso sí, se ve bonito, pero algo inútil.

La aplicación Juegos será el nuevo lugar para reunir todos tus títulos favoritos. Un centro de videojuegos centralizado, como el que ya tenía Steam desde que existía Napster, pero ahora con el logo de la manzana mordida. Eso siempre será más cool.

Y no podía faltar el Apple Vision Pro que ahora es compatible con los mandos del PSVR2, lo cual está muy bien, pero no impide que el visor aún cueste lo que un coche usado.

Y no podía faltar el Apple Watch, que ahora reconoce un nuevo gesto de muñeca para ignorar notificaciones. Un movimiento de muñeca y adiós alerta. Los AirPods también recibieron su dosis de “innovación”. Ahora podrás tomar fotos tocándolos y grabar audio con supuesta calidad de estudio. Un pequeño paso para desarrolladores, pero un gran salto para las rutinas innecesarias.

La traducción en vivo para llamadas, mensajes y FaceTime también fue celebrada como un logro de la ciencia moderna, aunque Google hace esto desde hace dos generaciones de Pixel.

En cuanto a macOS 26, rebautizado como Tahoe, Apple hizo lo que mejor sabe, copiar funciones de sus competidores y presentarlas como descubrimientos revolucionarios. Ahora Spotlight tendrá filtros y opciones más relevantes. Justo como Windows lo hace desde hace años. Genial.

¿Y la inteligencia artificial? Tranquilos, que también hubo humo para todos. Apple Intelligence promete “entender lo que hay en tu pantalla”. Ahora puedes preguntarle cosas con la misma facilidad con la que haces una captura de pantalla. Es decir, si le aprietas los botones correctos, aparece ChatGPT, lo que confirma que Siri sigue sin ser lo que prometieron en 2011. Qué audaz.

En suma, la WWDC 2025 fue como una caja de manzanas bien pulidas, pero sin mucho jugo. Y aunque Apple abrió un poco su IA a los desarrolladores, lo hace sin arriesgar nada real y con un retraso en el mercado donde OpenAI, Meta, Google y hasta Grok ya pesan.

Apple nos dio actualizaciones estéticas, apps más ordenadas y un par de trucos nuevos. Todo muy Apple con una coreografía bien ensayada, sin despeinarse, sin romper nada. No hay revolución, solo una marca que domina el arte de hacernos creer que cada año lo viejo es nuevo otra vez.

DIVISIÓN URGENTE

Cuando una empresa se divide, lo hace por amor o por miedo. Y en el caso de Warner Bros. Discovery, todo apunta a lo segundo. En una nota más relevante y que huele más a urgencia que a estrategia, la compañía anunció que se partirá en dos empresas públicas para 2026. Un truco corporativo clásico para disfrazar una derrota como evolución.

David Zaslav se quedará con el juguete de Streaming & Studios, mientras Gunnar Wiedenfels, su actual director financiero, tomará el mando de los canales de televisión lineal o Global Networks. Es decir, uno se va con la parte que da likes y suscripciones, y el otro se queda con los canales tradicionales pero que aún tienen comerciales de detergente.

Lo interesante es que esta segunda empresa todavía tendrá una participación del 20% en la primera, como quien dice: “me salgo, pero me quedo tantito... por si repunta”. Dicen que esta división permitirá “enfocar inversiones” y “aislar los activos menos favorecidos”. O sea, ya no quieren seguir cargando con la tele por cable, pero tampoco saben si el streaming les va a dar de comer.

Warner se formó en 2022 tras la fusión de WarnerMedia y Discovery, y apenas dos años después ya está tirando la toalla. La separación no es para crecer, es para limitar el daño, hacer que los inversionistas no huyan y tratar de ordenar el desastre financiero. Esta jugada más que de genios visionarios es de bomberos corporativos.

Hugo González

Columnista y comentarista

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