Imposible no advertir el cambio de actitud de Ricardo Monreal hacia el obradorismo. El senador, que había adoptado un tono amenazante y ya adelantaba una posible salida de Morena, ha vuelto al redil y se dice dispuesto a aceptar el resultado de la encuesta.
El giro monrealista se explica por las pláticas que tuvo en diciembre con el secretario Adán Augusto . Desde entonces, el tono del senador es otro. Pero no menos importante es el acercamiento que se ha dado entre los dos personajes.
Circulan crecientemente versiones de un pacto político entre Adán y Monreal. Del secretario de gobernación el senador obtendría un compromiso para convertirse en un serio competidor por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Aunque el presidente de la Jucopo en el Senado seguirá en la carrera presidencial, y continuará diciéndonos que ese es su interés primordial, sus ojos están puestos hoy —como nunca antes— en la Ciudad de México.
En el entorno monrealista –aunque también en el de los augustos— circula la versión de que esa es hoy la principal apuesta presidencial. Que a pesar de la distancia política con el zacatecano, AMLO se habría convencido de que solo el senador puede ganar la ciudad. ¿Será?
En esta lógica, piensa el monrealismo, todo eso que en Morena se le critica al senador –su cercanía con la oposición, su coqueteo con grupos de interés, el excesivo pragmatismo que lo caracteriza— jugarían a favor en una ciudad crecientemente antiobradorista.
Bastaría ver —apuntaba un integrante en el equipo de Adán, también cercano a Monreal— la reciente encuesta de Mitofsky en la que la Ciudad de México, donde el presidente tiene la tercera aprobación más baja de las 32 entidades del país.
Adán Augusto también se estaría beneficiando de este acuerdo con el senador, no solo porque eventualmente estaría dispuesto a declinar (quizás a su favor), sino porque abona a la narrativa de “unidad” con la que busca presentarse: la de ser el único capaz de aglutinar a todos y evitar una ruptura.
Las evidencias de esa cercanía ya empiezan a aparecer, incluso al ver cómo los equipos del diputado local, Temístocles Villanueva, y el exalcalde Néstor Núñez —ambos ligados a Monreal— reparten en la alcaldía Cuauhtémoc el periódico “Agusto del pueblo”. Casualmente, en una de sus ediciones se promueve el trabajo legislativo del mencionado legislador.
No es un hecho menor que Adán pudiera favorecer a Monreal , más aún hoy que se puede percibir una creciente operación para posicionar al secretario de Gobernación como el Plan B.
Basta ver las muestras de apoyo que ha recibido el secretario del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha —con quien el 20 de enero fue a entregar tarjetas del bienestar— o la creciente cercanía con gobernadores que parecían cercanos a la jefa de gobierno, como Marina del Pilar y Alfonso Durazo .
Y ni qué decir del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, quien durante el informe de labores de la diputada Andrea Chávez, muy cercana a Adán, señaló: “me siento muy augusto con el secretario de gobernación porque nos ayuda mucho con la conducción política”.
Para el juego sucesorio —pero también para la política nacional en su conjunto—, no es menor que los dos contendientes que mayormente encarnan la cultura política priista formen una alianza para apoyarse mutuamente en sus ambiciones.
Para el futuro de la ciudad, pienso yo, sería especialmente preocupante.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.
@HernanGomezB