En psicoanálisis se llama lapsus a un equívoco que surge a partir de una manifestación del inconsciente que aparece en la expresión consciente.
Tal parece ser lo que le ocurrió al Grupo Parlamentario del PAN en la CDMX, cuando en los últimos días de la campaña electoral se les ocurrió presentar la iniciativa de Ley del Sistema Metro.
La pretensión de aplicar tarifas diferenciadas, según la distancia del trayecto que recorre cada usuario —como se propone en el Artículo 12 de la iniciativa—, vino a evidenciar la verdadera agenda del PAN y su candidato al gobierno de la ciudad, Santiago Taboada.
La propuesta desnuda una visión conservadora acerca de los servicios públicos. Al pretender basar la tarifa que pagan los usuarios en la longitud del viaje, se castiga a quienes viven en las zonas más apartadas, que por lo general también son quienes perciben menores ingresos.
Cualquiera que conozca mínimamente los procesos contemporáneos de urbanización sabe que en las ciudades modernas la vivienda tiende a encarecerse en las zonas céntricas, mientras que los sectores de menores ingresos son desplazados hacia la periferia.
Con una iniciativa como esta, además de tener que invertir parte importante de su día en traslados, esa población tendría que pagar también mayores costos en su movilidad.
Al proponer que el pago de la tarifa del metro sea más elevado para el que vive más lejos, el PAN plantea una medida regresiva que castiga a quien menos tiene; que penaliza justo a ese trabajador de la periferia de la ciudad o del Estado de México, que además de gastar horas de su vida en el transporte público ahora también tendrá que pagar más por el servicio.
Frente a la polémica desatada, Taboada y los suyos han caído en una serie de contradicciones al intentar liberarse de su lapsus freudiano. Primero intentaron defender la iniciativa, con el argumento que la tarifa permanecerá en cinco pesos, señalaron que la diferenciación sería a la baja y no a la alza, y que se brindaría un costo preferencial para quienes se trasladen menos de diez estaciones y para los jóvenes de 15 a 25 años.
Pero, ¿cómo pretenden invertir más en el STC Metro, como lo han prometido tantas veces, y al mismo tiempo cobrar menos, como ahora dicen querer?
Al final, Taboada no tuvo otra opción que deslindarse de la propuesta de su propio partido y en una reciente entrevista con Carlos Loret afirmó que se trata de una iniciativa del Grupo Parlamentario del PAN que no había emanado de su campaña.
Aún si esto cambiara un poco las cosas, lo cierto es que el candidato miente: apenas el 3 de mayo, durante un acto de campaña, Taboada anunció que se presentaría la iniciativa, mientras Federico Döring, coordinador del PAN en el congreso local, declaró que esta respondía a sus instrucciones, como puede verse en un video que circula en redes sociales.
¿Por qué el PAN, en plena campaña, aventuró una propuesta tan problemática sobre un tema tan sensible para la economía familiar, como es el costo del transporte público? ¿Estamos ante fuego amigo o frente a una absoluta falta de sensibilidad social que los panistas son incapaces de disimular?
Si en plena campaña la derecha es capaz de plantear una iniciativa semejante, ¿qué no harían en el desafortunado caso de que la ciudad caiga en sus manos? Quizás implementar una nueva filosofía de gobierno donde, por el bien de pocos, primero los ricos y los pobres al final de todo.