La obra del pintor ruso Vassily Kandisnky (1866-1944), genio del llamado abstraccionismo lírico, está marcada por la intención del artista de plasmar las emociones a través de la subjetividad de los colores y la ausencia de las formas (no estrictamente geométricas). Inspirado por los cuadros de Monet, Kandinsky abandona la docencia y emprende el viaje del pintor; primero en el postimpresionismo, luego en los terrenos del expresionismo y finalmente en el arte abstracto; esta decisión acerca de qué rumbos tomaría su obra estuvo fuertemente influida en un rechazo al materialismo de la época, la abstracción fue entonces la manera de regresar a la esencia de las cosas. Kandisnky fue además un amante de la música, podría decirse que la emoción que experimentaba al escuchar piezas musicales quería reflejarla en su plástica, esto se vio reforzado en 1911, después de asistir a un concierto de Schönberg, con quien posteriormente forjó una amistad y a quien dedicaría el cuadro Impresión III. Estas correspondencias (evocando a Baudelaire) entre sonidos y colores, aquellos efectos cinestésicos entre la música y la pintura y su repercusión en el espíritu humano llevaron al pintor a publicar en ese mismo 1911 su “De lo espiritual en el arte”, manifiesto en el que explica su concepción del arte; la emocionalidad que transmiten las formas puras y los colores puede ser reflejada en el alma.

En estos contextos de correspondencias entre disciplinas, entre la plástica y la música, son los generadores de una propuesta del museo Pompidou de París y de Arts & Culture: rendir un homenaje al padre del arte abstracto en el que no sólo se expongan, de manera vitual, obras emblemáticas, fotografías y documentos, sino también en la inseparable influencia que tuvo en el pintor la música. La exposición presenta una selección de piezas pictóricas digitalizadas que se re-exploran a través de sonidos. Hay que decir que no se tiene conocimiento de qué era lo que Vassily Kandinsky escuchó a la hora de pintar su obra, pero sí que dejó por escrito una amplia descripción de sus experiencias sinestésicas que han servido como base para que los ingenieros de Arts & Culture programen los algoritmos que tratan de emular qué pudo haber estado escuchando el pintor al momento de crear. En este lúdico experimento se invita al espectador a “tocar” en distintas áreas de la pintura para explorar las emociones provocadas entre sonidos y colores; también es posible crear una mezcla propia de estos mismos elementos, al final la sinestesia es democrática, los resultados pueden compartirse en línea. Las ligas para acceder al proyecto las agrego a continuación; por supuesto, el apartado relativo a la experiencia sinestésica es sólo uno de muchos; es en realidad un proyecto enorme que abarca prácticamente toda la vida y obra de Kandinsky, con sus contextos. La liga al juego interactivo http://bit.ly/3diUrtH y la liga al proyecto general http://bit.ly/3b4wp2Q

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