El hombre es un animal social, no el único que es capaz de relacionarse con otros
de su especie y ser parte de una comunidad, pero si el único que usa un lenguaje
lo suficientemente vasto y complejo para formar sociedades igualmente complejas
en las que la ética, la moral, la política, la cultura enriquecen la convivencia y le
suman capas a la necesidad básica de todos los seres que habitan este
mundo: sobrevivir. La comunicación hace a la sociedad, pero también reafirma al
individuo que se expresa, el hombre es parte de un sistema pero también es
único.
La tecnología ha facilitado la socialización, una buena parte de nuestra tecnología
actual se usa para esos fines, la capacidad de estar en contacto con otras
personas de culturas diferentes está creando a su vez otro tipo de sociedades,
comunidades virtuales que son para muchos tan importantes, o más, que las
comunidades en las que habitan, somos más conscientes de la vida e intereses de
un puñado de seguidores en Twitter o Facebook que de nuestros vecinos, es una
realidad que puede juzgarse de muchas maneras.
Podría pensar que México es un país que por su situación, por su estatus de país
en vías de desarrollo, está lejos de estos fenómenos, nada más lejos de la
realidad. Recientemente un estudio de la Comisión Económica para América
Latina (Cepal) reveló que desde 2013 nuestro país está en el top 10 de los países
más sociales, no de Latinoamérica sino del mundo, y los niveles de ingreso de los
ciudadanos no son un impedimento para esto. El estudio muestra datos
sorprendentes: en Latinoamérica casi el 80% de los usuarios de internet tienen
participación en las redes sociales, Estados Unidos y Canadá juntos suman
alrededor del 65%; en Europa la cifra alcanza el 55%. En contraste, la banca
electrónica y los sitios gubernamentales suman apenas el 5% del tráfico total en
línea; caso contrario a países como Japón o Rusia cuyo tráfico a través de los
sitios locales sobresale del que se usa para las redes sociales, lo cual no hace a
–por ejemplo- Japón un país “poco sociable” al contrario, pero los intereses
principales cuando los nipones entran a la red de datos mundial están en otras
áreas.
En este grupo de los países más e-sociales del mundo están también Colombia,
Argentina, Chile y Perú; Brasil no, aunque supera por mucho a los anteriores no
en el número de usuarios pero si en cantidad de minutos invertidos en redes
sociales y en número de páginas visitadas. Cosa que podría cambiar pronto ya
que esta misma semana el ministerio de comunicaciones brasileño está
promoviendo una ley para regular algunas aplicaciones sociales tales como
WhatsApp, Skype o Youtube porque provocan pérdidas a los canales
convencionales de comunicación, como son las llamadas telefónicas o los
mensajes de texto.
En México se consume internet a niveles de los países llamados de primer mundo,
pero habría que ver por qué nuestro interés está, principalmente, en socializar.